Solos dos personas tienen la opción de conseguir la nominación del Partido Demócrata de Estados Unidos para competir contra el mandatario Donald Trump en las elecciones de noviembre: el senador Bernie Sanders y el exvicepresidente Joe Biden. Así quedó la disputa después de que ayer se conocieran los resultados finales del Supermartes, que revivió la esperanza de Biden en su tercer intento por ser candidato.
En cuestión de 72 horas el exvicepresidente de los dos periodos de Barack Obama consiguió ganar en Carolina del Sur el domingo 1 de marzo y sorprender en la jornada del supermartes, la más decisiva de toda la contienda dado que en esta se disputaron 1.357 delegados de los 3.979 totales. Esa suma llevó a que el partido cerrara filas entorno a él.
Biden tiene el voto afroamericano, el de los demócratas tradicionales y del establecimiento. Sanders, el de los jóvenes, dreamers y del ala más progresista del partido. Pero del silencioso comienzo de Biden, que llevó a que en las primeras jornadas de las primarias no ganara en ningún estado, parece no quedar nada.
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Alianzas que suman
Si bien al comienzo de la contienda demócrata hubo veinte nominados, las voces orbitaban entorno a los mismos nombres: Biden, Sanders, la senadora Elizabeth Warren, el empresario Michael Bloomberg y, con el caucus del Iowa, rumbo al exalcalde de South Bend, Pete Buttigieg.
Warren y Sanders son más alineados a la izquierda; Biden, Bloomberg y el mismo Buttigieg, políticos moderados. Hasta el cierre de esta edición Warren no había renunciado a su nominación, a pesar de no ganar ni siquiera en el estado del que es senadora, Massachusetts, ni en el que creció, Oklahoma. Bloomberg y Buttigieg dimitieron en apoyo a Biden.
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Pero esos que se retiraron ya tienen unos escasos delegados prometidos que entrarán a su favor en la Convención Demócrata de julio. En esa asamblea hay una primera votación en la que un nominado necesita 1.991 de los 3.979 delegados en disputa para quedarse con la candidatura. Si ninguno alcanza ese número, se liberan esos respaldos y aparecen otro conocidos como superdelegados.
Por esto es que en julio puede darse un escenario en el que los delegados queden libres para apoyar a quien les indique el candidato que representaban o a cualquier otro político del partido. “Se le dice convención abierta y es un contexto en el que cualquier cosa puede pasar. Incluyendo que esos delegados que antes eran para una u otra persona puedan nominar a quiénes quieran en esa fase de la ronda presidencial”, indica el profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado, David Castrillón.
Puntos a favor de Biden en las primarias
Biden ahora tiene a su favor a los votantes de Bloomberg y su maquinaria económica, teniendo en cuenta que este solo para la campaña del supermartes gastó 500 millones de dólares. Además del voto negro que heredó de su gestión junto a Obama, quien permanece en silencio sobre esta campaña cumpliendo su promesa de alejarse de la política. Con él también están Buttigieg y la senadora Amy Klobuchar, quien estaba sexta en la intención de voto, según los sondeos de Real Clear Politics.
Cuando el profesor de política internacional de American University, Emilio Viano, suma esos factores, está convencido de que “está casi dado por sentado que Joe Biden será el candidato demócrata. Su victoria en Carolina del Sur fue un momento dramático y dio un giro a su favor que puede ser irreversible”.
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Existe un factor más que favorece a Biden: el radicalismo de Sanders, un sujeto que en febrero aseguró que el expresidente de Cuba, Fidel Castro, fue una persona “impresionante”. El político de 78 años también tiene una propuesta de renovar todo el sistema de salud creando un plan universal para ese ámbito.
En busca de la fórmula contra Trump
De los 1.215 delegados que fueron declarados hasta el cierre de esta edición, 566 eran de Biden y 501 de Sanders. Los restantes 148 estaban entre otros candidatos. La contienda sigue reñida y las dos opciones predominantes que tiene el partido son polos antagónicos, haciendo más difícil un puente de ideas que lo conecte, un punto en contra de la colectividad de cara a noviembre.
Los demócratas saben que ese es su punto débil y el propio Bloomberg lo esbozó ayer cuando renunció a su postulación: “Derrotar a Trump comienza uniéndose detrás del candidato con la mejor oportunidad para hacerlo”, afirmó, convencido de que ese camino está con Biden.
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El investigador del departamento de Ciencia Política de la U. de Oxford, Sam Maynard, confirma esa visión. “Trump será difícil de derrotar en las elecciones generales, sea quien sea el candidato para el Partido Demócrata. Él tiene una cantidad considerable de apoyo y su base es altamente móvil y confiable”.
Después de pasar la página del supermartes el camino se divide en dos vías, la de Biden y la de Sanders, un mano a mano que seguirá latente hasta julio, el mes en el que se confirman los delegados que cada uno sume hasta la Convención Demócrata.