Caracas volvió a llenarse de banderas de Venezuela, y las coplas de los opositores al régimen de Nicolás Maduro inundaron las calles que llevan a la a Avenida Francisco de Miranda, en el corazón de la ciudad, para pedir que el oficialismo deje entrar la ayuda humanitaria enviada por el Grupo de Lima y EE. UU., y que está estancada hace seis días en la frontera entre Colombia y Venezuela por la negativa del oficialismo a dejar pasar los camiones con los alimentos y las medicinas que escasean en el país.
“Maduro ilegítimo”, “no más dictadura”, rezaban los carteles sostenidos por los manifestantes que respondieron a la convocatoria del presidente interino Juan Guaidó, quien cuenta con el respaldo de la comunidad internacional y la Asamblea Nacional –único organismo del país reconocido en el ámbito internacional– para liderar la transición de gobierno.
Guaidó retó al chavismo y prometió que el 23 de febrero, cuando se cumple un mes de su juramentación, la ayuda entrará. Sin embargo, el camino permanece cerrado: la Guardia Nacional está en la frontera, amenazante, para impedir el ingreso de lo que Maduro llama “limosnas de la Casa Blanca”. Pero Guaidó, lejos de ver una puerta cerrada, ve una esperanza: “Tendremos que ir en caravanas a buscarla”, aseguró.
Clamor desde la frontera
Tres marchas pintaron de amarillo, azul y rojo la frontera entre Colombia y Venezuela. En el municipio Bolívar, en Pedro María (Ureña), y en las cercanías del puente internacional Tienditas, centenares de venezolanos acudieron al llamado con los rostros marcados por la esperanza, cantando y gritando consignas contra el régimen y exigiendo la entrada de las ayudas.
“Quiero llegar hasta el puente, que nos vean y se den cuenta de la multitud que somos. Ellos (la Guardia Nacional) no pueden seguir tapando el sol con un dedo, hay un pueblo que muere de hambre”, gritaba una mujer que insistía en atravesar las barreras militares.
Durante la marcha opositora en la localidad fronteriza de San Antonio del Táchira, donde conmemoraron el Día de la Juventud, los venezolanos caminaron con emblemas alusivos a la resistencia y cruces negras en las que plasmaron los nombres de algunos jóvenes caídos en las marchas opositoras en Caracas. Y es que la fecha del 12 de febrero tiene un significado especial. Ayer, hace cinco años, comenzó la primera ola de protestas contra el régimen en las que fallecieron 43 jóvenes. Por esto, su clamor tomó más protagonismo.
Con un escudo fabricado de cartón, Juan López, un joven venezolano de 19 años, rindió homenaje a los caídos en los últimos cinco años de rechazo en contra de lo que llamó el “narco régimen”. Juan dijo sentir miedo por lo que pueda suceder, pero “con temor no se hace nada. Aquí la solución es la calle y aunque hoy no será el día que entre la ayuda humanitaria, me voy feliz porque sé que el fin de la dictadura está cerca”.
Resistir ante el régimen
Nicolás Maduro intentó opacar el grito opositor con otra marcha en el municipio Libertador, en el Distrito Capital, pero las manifestaciones opositoras se tornaron en una avalancha similar a la del pasado 23 de enero, que demostraron que el apoyo con el que cuenta Guaidó es mayor.
El propio Diosdado Cabello, líder de la Asamblea Nacional Constituyente, aseveró que grupos chavistas marcharían en la frontera, pero no aparecieron. En cambio, el apoyo a la oposición fue un grito al unísono. “No me importa a que hora nos convoquen ni el día, defenderé la ayuda humanitaria y la libertad. Tengo 20 años viviendo en este régimen que mata de hambre al pueblo”, dijo Sandra Osorio, docente venezolana que marchó en la frontera.
EL grito del 12 de febrero ya pasó. Ahora Venezuela se prepara para conmemorar un mes de la presidencia interina de Guaidó el 23 de febrero, día en que se espera una nueva jornada de concentraciones. Entre tanto, la ayuda humanitaria sigue varada a la espera de que el régimen permita su ingreso, o que los venezolanos vayan por ella.
250
mil personas se inscribieron como voluntarios para recibir la ayuda humanitaria.