Perú arde. Y eso no es nuevo. La inestabilidad política del vecino país se refleja en la salida y entrada al poder de 4 presidentes en los últimos 4 años. El último, Martín Vizcarra, fue destituido como mandatario por el Congreso el 9 de noviembre de 2020. En ese entonces su salida fue rechazada por miles de peruanos en las calles, cansados de una elite política que calificaban de corrupta y deshonesta. En menos de 4 meses Vizcarra ya no solo es parte de esa elite, sino tal vez su mayor icono.
El mandatario es señalado, junto a otras casi 500 personas, de haberse aplicado las dosis de la vacuna china Sinovac en octubre de 2020, cuando en Perú ni siquiera estaba aprobado su uso y él aún estaba en el poder. “En ese entonces Perú firmó un acuerdo de gobierno a gobierno en el que el país aceptó hacer parte de un ensayo clínico de esa vacuna”, relata Carlos Paredes, periodista del diario El Comercio y responsable de la investigación que desató todo el escándalo. “Se supone que iban a participar 12 mil voluntarios, a los que se les aplicaría 6.000 candidatas a vacuna y 6.000 placebos, como es usual”.
Junto al cargamento de las vacunas oficiales para el ensayo, llegaron otras 3.200 dosis, al parecer un “regalo” o “extra” que China enviaba a Perú. “Esas vacunas, que alcanzan para inmunizar 1.600 personas, son las que se han repartido a espaldas del pueblo, sin tener autorización sanitaria, violando la legislación peruana y que ha servido para que el poder de turno se aproveche al más alto nivel”, señala Paredes. Se trata de una lista de 487 personas entre las que no solo figura Vizcarra.
También lo hizo su esposa, Maribel Díaz Cabello; la canciller Elizabeth Astete; y la ministra de Salud Pilar Mazzetti, esta última una funcionaria bastante querida y respetada en Perú. “Muchos peruanos confiaban en su entrega. Había dado muestras de trabajo, hoy nos ha decepcionado profundamente”. Ambas, tanto Mazzetti como Astete, renunciaron a sus cargos en las últimas horas.
El expresidente Vizcarra ha entregado distintas versiones sobre su participación. Cuando el escándalo apenas crecía, negó tener conocimiento de las vacunas “de cortesía”. Posteriormente reconoció que fue vacunado pero sostuvo, y es lo que hace hasta el momento, que él y su esposa hacían parte del grupo de 12 mil voluntarios del ensayo clínico. Algo que fue desmentido por la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), responsable en el país de llevar a cabo la experimentación. En un comunicado, la universidad fue tajante en afirmar que él y su esposa “no forman parte del grupo de 12.000 voluntarios sujetos de investigación”.
“Hemos constatado de manera muy dura que también se trataba de otro mentiroso. Ha seguido mintiendo y negando lo innegable”, dice Paredes. La distribución de las vacunas, en un país de 30 millones de habitantes con más de un millón de contagios y 43.880 muertes, se ha tornado en un tema sensible que ha desembocado en una crisis política. “El ciudadano peruano está profundamente decepcionado de su clase política y dirigencial”, finaliza Paredes, quien agrega que todo se enmarca, además, en el llamado a elecciones generales en abril, en las que el expresidente era candidato. Elecciones, covid, descontento y corrupción, la convulsionada mezcla que envuelve de nuevo a Perú