Por Olga Patricia Rendón M.
Que el expresidente autónomo de Cataluña, Carles Puigdemont, haya sido capturado en Alemania es garantía de su extradición a España, para responder ante la justicia por el delito de rebelión, pero también es la estocada final del gobierno español a la intención separatista de los catalanes.
La justicia alemana contempla la rebelión con castigos más severos que España, las penas allá van desde los 10 años hasta la cadena perpetua y al ser considerado de tanta gravedad hace que analistas consultados por EL COLOMBIANO crean que Puigdemont va a ser extraditado, aunque esta es una decisión soberana que Alemania tendrá que tomar antes de 60 días o máximo 90, si pide prórroga.
Según trascendió a medios españoles, el líder independentista piensa pedir asilo político en ese país, pero esa no sería una opción viable para el Gobierno alemán.
De acuerdo con Mauricio Jaramillo Jassir, internacionalista de la Universidad del Rosario, en la Unión Europea no hay antecedentes de asilo político a personas pedidas por la justicia de países miembros de la Unión.
Además, Felipe Buitrago, internacionalista de la Universidad de Antioquia, consideró que una situación así habría sido más manejable en países como Finlandia, Bélgica o, incluso, Dinamarca, pero que “Alemania, que es el icono de Europa, donde se concentra el liderazgo económico y político de la Unión Europea, no puede dejar pasar esa euroorden”.
Un triunfo a medias de Rajoy
La captura de Puigdemont es el más duro de los reveses que hayan sufrido los catalanes separatistas, y se da justo en un momento en que están todavía más débiles: el parlamento catalán suspendió el sábado pasado la investidura de un nuevo presidente regional por el encarcelamiento del candidato independentista, Jordi Turull, otro de los afectados por el duro golpe judicial contra la cúpula separatista, que sume a Cataluña en un nuevo bloqueo político.
La intervención del gobierno central de Madrid en la Cataluña se mantendrá hasta que los separatistas -que obtuvieron mayoría parlamentaria en la elección regional del 21 de diciembre pasado- escojan un presidente y este forme gobierno. De no conseguirlo antes del 22 de mayo, habrá nuevas elecciones.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ha dicho que quiere que Cataluña tenga un nuevo presidente para poder negociar con él, pero las condiciones no parecen dadas actualmente.
Es por eso que Jaramillo cree que la captura del líder independentista catalán es desde el punto de vista regional y legal un triunfo para Rajoy, pero que va a producir mayor polarización y una división aún más fuerte entre Barcelona y Madrid.
Sin embargo, aseguró que “acaba con la idea de una independencia exprés, que era lo que buscaban los líderes catalanes”.
Cuando se logre conformar un nuevo gobierno en la comunidad autónoma, ambos gobiernos (de España y Cataluña) negociarán nuevas condiciones, seguramente se llegará a un punto intermedio en cuanto autonomía, pero no a la separación, que ya está comprobada que es inconstitucional.
Ahora, si los catalanes insisten en la escisión tendrán que llegar hasta instancias nacionales para cambiar la Constitución, y muy posiblemente, advirtió Buitrago, promover primero la separación de España de la Unión Europea, para más tarde lograr la independencia catalana.