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Así culmina el polémico periodo de transición del Brexit

  • El periodo de transición de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) finaliza este jueves 31 de diciembre. FOTO afp
    El periodo de transición de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) finaliza este jueves 31 de diciembre. FOTO afp
28 de diciembre de 2020
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Este jueves, 31 de diciembre, no solo culmina un 2020 en pandemia. También concluye el periodo de transición para el suceso de la política internacional más sonado de las dos últimas décadas: la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), el Brexit.

El divorcio entre los británicos y los 27 países del bloque comunitario se consumó el 31 de enero de este 2020, pero ante la falta de acuerdos en materia comercial, los implicados trazaron un proceso de transición de once meses que finaliza este jueves o, si se quiere, a las cero horas del primero de enero de 2021.

Podría decirse que, hasta ahora, ese país y la UE viven en una separación inconclusa. Si bien el Reino Unido ya no es uno de los Estados miembros del grupo, siguen compartiendo las políticas económicas que los unieron durante 47 años, una fusión en casi todos los aspectos de ese ámbito, excepto la moneda común, una cualidad de la UE a la que los británicos jamás cedieron.

En un 2020 en pandemia los negociadores de ambas partes estuvieron intentando alcanzar un acuerdo en esa materia y, a punto de acabarse el año, lo consiguieron en la víspera del 24 de diciembre, como si fuera un regalo de Navidad.

La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, tras hacer el anuncio, aseguró que fue un acuerdo “justo y equilibrado”; sin embargo, reconoció que este proceso fue “largo y sinuoso”.

Sobre la mesa estuvo la posibilidad de extender ese lapso, el problema fue que mientras los europeos ofrecieron ampliarlo, el primer ministro Boris Johnson insistió en que la salida rotunda se daría sí o sí esta semana.

Por eso, el fin de año tenía una suerte de ultimátum para el viejo continente y el primer ministro conservador apeló a presionar los diálogos en un contexto en el que enfrentaba una crisis interna en su país por las dos cepas del coronavirus que fueron detectadas por los organismos de salud.

Johnson, desde que estaba en campaña para llegar a Downing Street, siempre sostuvo que su meta como gobernante era llevar a cabo el Brexit, con o sin acuerdo con los europeos. Una cualidad que representa al ala más tradicional del Partido Conservador que él personifica.

Con las conversaciones terminadas y los pactos sobre la mesa, este 2021 es un nuevo comienzo diplomático, económico, político y en materia de relaciones internacionales para esa zona del mundo.

Cuando se le pregunta al profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo Jassir, cuál será la prueba de fuego de esta nueva fase, responde que el mayor reto está para los británicos, no para el resto de la comunidad.

“Europa no depende de la economía británica, mientras que Reino Unido sí ha estado sometido a lo que suceda en el continente. Por eso, si no se llega a un acuerdo definitivo, el sector productivo británico va a quedar mal parado con pocas posibilidades de competir en el mercado, especialmente si hay aranceles altos”.

Para menguar los impactos de ese trance en el último año, Johnson estuvo en maratónicas jornadas de búsqueda de Tratados de Libre Comercio (TLC). Con Colombia, Ecuador y Perú suscribió uno que mantiene las preferencias arancelarias del TLC vigente con la UE.

Así las cosas, el mercado entre Colombia y ese país se regirá por las normas de la UE solo hasta este jueves. Las exportaciones nacionales totales hacia Reino Unido en 2019 alcanzaron US$470,4 millones con un aumento de 11,8 % al compararlo con 2018, de acuerdo con el Ministerio de Comercio. No sobra decir que las condiciones de intercambios con la UE permanecerán igual.

Johnson también construyó puentes rumbo a Asia, donde firmó un TLC con Japón y explora otro con China. Además, acordó uno más con Estados Unidos. Pero, como dice Jaramillo, “los acuerdos pueden reducir el impacto económico, pero no sustituir un mercado construido por casi cinco décadas”.

Nueva era para Europa

Durante 50 años Reino Unido compartió un mercado único con la UE: sin aranceles, con beneficios para importaciones y exportaciones, libertad de circulación de mercancías y de personas, entre otros. Esto hizo que su cadena de abastecimiento dependiera de sus aliados europeos y viceversa.

El ejemplo más cercano está en el alimento, uno de los puntos que frenó las negociaciones hasta el último minuto. La comunidad cuenta con Zonas Económicas Exclusivas en las que los Estados miembros pueden pescar con libertad. Estas están ubicadas en mares de Dinamarca, Islandia, Noruega, entre otros, pero, principalmente, en zonas de influencia del Reino Unido.

La explicación para esa dependencia es sencilla. Es una nación insular, un país conformado por islas, con una amplia riqueza marítima que, si bien lo aleja geográficamente del territorio continental, le abastece de variedad de peces.

Los británicos apelaban por mantener la soberanía sobre su mar, pero al final, lograron acordar con los negociadores cuotas para que los barcos europeos sigan pescando en los caladeros británicos, que son una gran fuente de abastecimiento.

También está la movilidad de personas. Al ser espacio Schengen sin fronteras, la gente podía viajar sin restricciones entre países solo por ser ciudadanos europeos. De acuerdo con la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), 3,7 millones de europeos viven en el Reino Unido y 1,3 millones de británicos están en países de la UE.

Para ellos, los gobiernos nacionales han dispuesto de medidas de regularización, no obstante, ya se están registrando casos de un retorno de personas a su país, como en España. Allí hasta 2019 vivían unos 213 mil ingleses, de acuerdo con Eurostat, pero el Observatorio Permanente de Inmigración calcula que unas 50 mil personas regresaron.

Hay otros puntos que serán determinantes para revisar el éxito de este divorcio de talla mundial: las normas de competencia entre las compañías de ambos lugares, el futuro mecanismo de solución de controversias entre ambos y la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte (territorio británico), dos lugares que conviven en una misma isla y que también constituyen la única frontera terrestre de ese país con la comunidad.

“Solo con revisar la proporción territorial sabemos que los ingleses tienen mucho más que perder, porque el país se deja de beneficiar de políticas de la UE, una situación que se agrava con esta coyuntura de la covid”, afirma el profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado, Miguel Martínez.

“Pero hay países que tienen más que perder, como España”, agrega. Este, junto a Francia, son de las potencias agrícolas del continente y exportaban mayoritariamente al Reino Unido. Por este motivo, Martínez considera que un acuerdo era el mejor camino para que todos se hicieran “el menor daño posible”.

Una intrincada negociación

El proceso del Brexit comenzó en 2016. Ese año el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) crecía y, a la vez, se abría paso la idea de separarse del bloque. Así, el entonces primer ministro, David Cameron, vio una forma de cerrar el capítulo del independentismo convocando a un referendo, en el que estaba convencido que ganaría la permanencia, pero las fichas jugaron en su contra.

La gente votó a favor de dejar la comunidad y al día siguiente de conocer los resultados, el 24 de junio, Cameron dimitió al cargo, convencido de que no podría liderar un Brexit en el que no creía. De esa forma ascendió Theresa May, quien había sido su ministra del Interior, pero la conservadora también tuvo que liderar un proceso del que al comienzo fue escéptica porque antes había hecho campaña para permanecer en la comunidad.

May negoció con la UE, pero los pactos que alcanzó fueron rechazados en tres ocasiones en la Cámara de los Comunes (el Parlamento). Desgastada, casi sin voz y condenada al fracaso en su intento de realizar un Brexit blando –con acuerdo– dimitió. Así, ascendió Johnson, quien había sido su canciller y pasará a la historia como el conservador que hizo realidad la salida del Reino Unido de la Unión Europea, un suceso que se consolida con la llegada del nuevo año

27
Estados integran la UE. Los últimos en entrar fueron Croacia y Bulgaria.
5
países son candidatos para ingresar a la UE, uno de ellos es Turquía.
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