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El gobierno de Nicolás Maduro está decidido a salvar de una cárcel en Estados Unidos a Álex Saab. O al menos está decidido a aparentarlo. En un giro inesperado anunció este martes que lo incorporará “como miembro pleno” a la mesa de negociación que lleva con la oposición en México. Una decisión con imprevisibles consecuencias, no tanto en lo que se refiere a Saab y sí en lo que incumbe a un proceso de negociación en el que Venezuela había depositado todas sus esperanzas.
Fue Jorge Rodríguez, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y líder negociador de Maduro, el encargado de oficializarlo. Dijo Rodríguez que Saab ”está secuestrado en una cárcel en el extranjero, violándose la normativa internacional del acuerdo de Ginebra, los derechos humanos y el derecho al libre proceso”. En varias ocasiones durante su intervención el venezolano se refirió al hoy capturado en la isla de Cabo Verde como un “diplomático venezolano”.
De esta manera continuó un guión establecido por el gobierno de Maduro desde junio de 2020, cuando Saab fue detenido a petición de Estados Unidos, que lo acusa de blanquear 350 millones de dólares defraudados a través del sistema cambiario venezolano. En ese momento la Cancillería de Maduro calificó de “arbitrario” e “irregular” el arresto y señaló que Saab era funcionario del Estado y por lo tanto un diplomático con inmunidad.
Su testimonio podría ser vital para revelar la red de corrupción del gobierno chavista alrededor del Cartel de los Soles o de la venta de oro y petróleo.
La determinación de este martes tiene varias lecturas, tanto a nivel local como internacional. En el segundo plano, la medida “envía una alerta respecto hasta qué punto podría estar implicada Rusia en una red de corrupción que crece todos los días más”, dice Alejandro Cardozo, PhD en Historia y politólogo venezolano, “pues no hay que olvidar que mucho antes de Maduro, fue Rusia quien primero criticó la decisión de Cabo Verde de extraditar a Saab a EE. UU.”.
Se refiere a una declaración del gobierno ruso del pasado 11 de septiembre en la que consideraba que la extradición de Saab era una “amenaza seria” a los esfuerzos de la oposición y el oficialismo para encontrar una salida a la crisis política y económica.
Justo en ese plano, la intención de Maduro pone contra la espada y la pared a las negociaciones. “Cuando Juan Guaidó acepta sentarse a negociar dejando a un lado su gobierno provisional, le quita a Maduro el argumento de que la oposición no quiere hablar”, señala Cardozo, “lo de Saab es entonces la oportunidad para regresar a la oposición a ese lugar”.
Lo más probable es que Saab no vaya a poder estar en la mesa, no solo porque la oposición venezolana lo rechace sino también porque Estados Unidos no lo acepte, “pero, ¿qué va a decir Maduro? Que él es un representante más y que es culpa de la oposición que, debido a su rechazo a que Saab esté, las negociaciones se estanquen de nuevo. Maduro está castigando al sistema internacional”, finaliza Cardozo, “¿qué dice? Bueno, me capturaron a Saab, yo paralizo estas negociaciones y hago quedar mal a los nórdicos, a los liberales en Estados Unidos, a todo el sistema”.
Periodista de la Universidad de Antioquia con estudios en escritura de guión de ficción y no ficción.