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Nikola Jokic
A los 33 años, Jimmy Butler se ganó una nueva e inesperada oportunidad de pelear por su ansiado anillo de la NBA liderando, hazaña tras hazaña, a los Heat en unos playoffs portentosos.
El escolta, que superó una dura infancia en la que fue echado de casa a los 13 años, enfrenta a los temibles Denver Nuggets de Nikola Jokic en las segundas Finales de su carrera.
Cargando siempre con la etiqueta de jugador problemático, Butler no logró sacudir las dudas de si tenía madera de estrella hasta que lideró a los Heat a un primer viaje a las Finales en 2020, cuando cayeron ante los Lakers de LeBron James.
Durante sus 12 años de carrera tuvo que empezar de cero muchas veces, pero ninguna de sus resurrecciones fue tan espectacular como la de estos playoffs.
Tras una frustrante fase regular, los Heat apenas se subieron a la postemporada en el último tren del repechaje como octavo sembrado de la Conferencia Este.
Con el favoritismo siempre del lado del rival, Miami asombró a la NBA al eliminar primero a los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokoummpo, el primer sembrado, con una actuación épica de Butler (37 puntos de media) y luego a los New York Knicks, el quinto.
En la final llegó la revancha por la derrota encajada en 2022 ante Celtics en el séptimo partido.
En Boston, Miami tumbó a Celtics, que habían ganado los últimos tres partidos y acariciaban una remontada sin precedentes. El triunfo (103-84), del que fue máximo anotador con 28 puntos, confirmó el carácter de un jugador programado para luchar contra la adversidad.
Talento rescatado
Su padre abandonó a su familia cuando él era un bebé y su madre lo echó a los 13 años de su casa en Tomball, un suburbio de Houston. “No me gusta tu aspecto. Te tienes que ir”, fueron las palabras de despedida de su madre, dijo Butler a ESPN.
Durante años fue un nómada, durmiendo unas cuantas semanas en el sofá de un amigo. En el instituto encontró un domicilio permanente al ser acogido por la familia de un amigo, Jordan Leslie, que jugó en la liga de football americano (NFL).
Con una vida familiar más estable, Butler pudo concentrarse en el deporte y, aunque no era considerado promesa a nivel nacional, consiguió una beca de la universidad de Marquette en Wisconsin. En 2019, el mítico Pat Riley se hizo con sus servicios para los Heat, donde Butler encontró por fin un hogar deportivo. En un año estaba ya pugnando contra los Lakers en las Finales celebradas a puerta cerrada en Disney World. Ahora, como su líder, espera darle la vuelta a la serie y una alegría al equipo que confió en sus condiciones.
Jokic, la estrella de la NBA sin el prestigio que se merece
¿Será que Nikola Jokic nunca tendrá la popularidad de las superestrellas de la NBA? Por lo pronto, el gigante de 2,11 metros de altura, con un estilo de juego nunca visto, elevó a los Denver Nuggets hasta las primeras Finales de su historia, en las que ya dominan la serie 1-0 ante los Heat.
Cuando el pívot serbio hizo su discreto aterrizaje en la liga en 2014, ni siquiera sus más allegados podían imaginar que ganaría dos premios MVP (2021 y 2022) y firmaría estadísticas al alcance de los grandes mitos del básquet.
Su nombre no fue pronunciado en aquel Draft hasta que los Nuggets lo eligieron en el puesto 41, cuando el propio Jokic ya se había quedado dormido en la madrugada de Serbia. Nunca un futuro ganador del MVP había sido escogido en un lugar tan bajo del Draft como el del ‘Joker’, quien provenía de un equipo, el Mega Basket, desconocido fuera de Serbia.
En los últimos nueve años, ni la excelencia de su básquet ni sus logros individuales han catapultado su figura más allá del mundo del deporte. La actividad publicitaria de Jokic, de 28 años, se limita a la promoción de una marca de cerveza en su país.
Un jugador diferente
El aspecto aparentemente tosco de Jokic con un lenguaje corporal poco convencional y una nariz que enrojece con el aire acondicionado, están lejos de los cánones del ‘showtime’ de la NBA.
Sus mágicas asistencias y triples suelen ser relegados en las redes sociales por las feroces volcadas de sus adversarios. Pero cuando se trata de básquet competitivo, el pívot acumula elogios de compañeros, rivales y entrenadores, todos rendidos ante su inteligencia basquetbolística.
Jokic tuvo en los playoffs un asombroso promedio de 29,9 puntos, 13,2 rebotes y 10,1 asistencias, con unos porcentajes de 54,4% en tiros de campo y 47,1% en triples. Posiblemente el mejor pívot pasador de la historia, el serbio firmó triple dobles en ocho partidos de estas eliminatorias, superando el récord de siete del legendario Wilt Chamberlain en los playoffs de 1967.
“Puede anotar, rebotear, pasar. Hay tipos que juegan de la manera que me gusta jugar a mí, y él es uno de ellos”, dijo LeBron James después de que sus Lakers fueran barridos 4-0 en la final del Oeste por Denver.
Los elogios no parecen impresionar a este hombre tranquilo que cada verano regresa a su natal Sombor, población agrícola del norte de Serbia. Así fue como, llegando a su establo en un carro de caballos y vestido de jockey, los dirigentes de Nuggets lo sorprendieron el año pasado para entregarle su segundo trofeo MVP. Ahora va por su primer anillo de la NBA para luego ir a descansar, sin el foco mediático que tampoco reclama, al lado de su familia y caballos, su otra gran pasión.