Hace algunos años, al Oeste de Francia, la familia Restoin Eloy interpretaba en el anonimato canciones latinoamericanas. Isaac et Nora, hijos de un papá músico, demostraron desde pequeños sus habilidades para el canto y los instrumentos. Por esto, no era raro que las tardes familiares transcurrieran en los jardines de su casa en Quimper, Bretaña, cantando boleros de Violeta Parra, Julio Jaramillo y Chavela Vargas.
Pero su música trascendió de su lugar de residencia. Hoy, Isaac de 14 años y Nora de 11, son reconocidos por su talento en muchos lugares y, desde el pasado mes de febrero, recorren nuevamente el continente americano. “Ya hemos visitado Colombia y nos parece un lugar maravilloso. La calidez de la gente nos da mucha confianza, suceden cosas increíbles con las personas”, dice Nicolás Restoin, padre de los músicos y quien los acompaña con la guitarra en las presentaciones.
Un video viral los dio a conocer en todo el mundo
La voz suave y tierna de Nora, la versatilidad instrumental de Isaac (en especial, en la trompeta) y la escena espontánea de interpretar en familia música latinoamericana, hizo que un día su madre, Catherine Restoin, se motivara a grabar la sesión musical. El video lo publicó en las redes de Nicolás y tuvo gran acogida. Lo que siguió, entonces, fue crear una cuenta de Facebook solo para el dueto.
Pero fue con la canción cubana ‘Veinte años atrás’, de María Teresa Vera, que el mundo los conoció. El video, sencillo pero lleno de magia y dulzura, cuenta hoy con más de siete millones de reproducciones en YouTube. “Antes de ‘Veinte años’ la página en Facebook ya tenía alrededor de 300 mil seguidores porque tocábamos también clásicos de jazz, pero eran solo un éxito en internet. Después fue que empezamos a recibir propuestas de grandes disqueras”, asegura Nicolás.
Algunas opciones las rechazaron por temor a la exposición mediática de los adolescentes, que para esa época tenían 8 y 11 años. “Isaac y Nora eran muy pequeños, por lo que buscábamos cuidar su privacidad. Una agencia en Madrid nos propuso algo que no implicó renunciar a la música que hacemos y que interpretamos, la música latinoamericana, acústica y tradicional”.
En ese momento, se abrieron muchas puertas. “Cuando se es niño y puedes viajar, conocer gente y hacer música, es increíble”, sostiene Nora, que junto a su familia lleva poco más de dos años aprendiendo español. Hay un poco de dificultad en la pronunciación de la erre y algunas palabras las olvida, pero eso le ha dado un toque de magia a sus interpretaciones.