Hay historias de Navidad que hablan de regalos, luces y villancicos. Y hay otras que se atreven a ir más hondo. La nueva entrega de Inter Rapidísimo, pertenece a ese segundo grupo; una pieza filmada como cortometraje, ambientada en un circo, que se atreve a mirar de frente un tema del que casi no se habla en diciembre.
La historia ocurre bajo la carpa del Circo Sonrisa, un espectáculo de gran formato con aros de fuego, actos de riesgo y un público que solo ve brillo y espectáculo. En el centro está un payaso interpretado por un artista de talla mundial, acostumbrado a los grandes escenarios, que aquí encarna a alguien que debe hacer su show, mientras por dentro atraviesa uno de los momentos más oscuros de su vida. La pieza juega justamente con ese contraste, la sonrisa perfecta hacia afuera, la tormenta silenciosa hacia adentro.
Para darle vida a este universo, Inter Rapidísimo apostó por una producción de película: más de 100 actores y alrededor de 250 personas de producción participaron en el rodaje, recreando un circo completo, desde el público hasta el backstage. La carpa, el vestuario, el maquillaje, la iluminación y la música fueron pensados con lógica cinematográfica, cuidando cada plano para que la campaña se sintiera más como una historia de cine que como un anuncio tradicional de Navidad.