Yo no creo en las coincidencias, no creo que las cosas simplemente pasan, la verdad, siento que cada momento de nuestras vidas hace parte de un plan maestro que no podemos entender, sin embargo, al haber vivido en el piso 21 de la torre 6 de Space, no deja de darme vueltas en la cabeza la idea de que aún estoy vivo solo por haber salido de mi apartamento un par de horas antes.
No quiero hablar de culpables, de daños o dinero, ya estoy cansado de esto, solo quiero hablar de esta segunda oportunidad que nos acaban de dar a las casi 300 familias que sobrevivimos a esta catástrofe.
La idea de la fragilidad humana es una constante en este momento, realmente todos nosotros damos por sentado la vida, creemos simplemente que como la hemos tenido unos 30, 40 o 50 años, esta siempre va a estar allí, día tras día escuchamos de enfermedades, guerras y accidentes en los medios, pero día tras día nos decimos que esto no me va a pasar a mí y es a mi juicio esta incredulidad el origen de la indolencia ante los hechos trágicos.
¿Por qué estamos vivos?, es una pregunta difícil, pocos podrían responderla sinceramente.
La realidad humana, esto que llamamos vida, cuando lo pensamos bien, no es más que la antesala de algo más, es tal vez por esto que nada de este mundo nos da paz o tal vez la razón por la que tratamos de vivir la mayor cantidad de años humanamente posibles, recuerdo un refrán que dice "no es la cantidad, es la calidad", pero ¿que es calidad cuando hablamos de la vida humana? ¿Es tener hijos y morir? ¿Es hacer filantropía? ¿Ser amado?
Si me preguntas hoy, si quiero vivir bastantes años, te diría que sí, pero si me preguntas qué quiero hacer con estos años, la verdad no sabría qué responder, entonces ¿qué hacer con esta segunda oportunidad?
Lo sucedido con las víctimas fatales de esta tragedia, tal vez se hubiera podido evitar si no fuera tan fácil, "construir en cualquier loma" como le escuché decir a un concejal el día martes, tal vez fallamos al aprobar el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que actualmente tiene Medellín y digo todos, es porque la ciudadanía permitió que esto se aprobara.
Tal vez el principal reproche social de esta tragedia es para todos, que somos tan indiferentes con el devenir político de nuestra ciudad, permitimos que la ley convirtiera a la tierra menos apta para la construcción en la más costosa de todas, tal vez si unos 20 de nosotros hubiéramos leído y objetado el POT aprobado por el Concejo de Medellín en 2006, esto no hubiera pasado.
No dejemos el destino de esta ciudad en manos de unos pocos, que por nuestra indiferencia les queda muy fácil hacer con las leyes y nuestra ciudad lo que ellos quieran.
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