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Van trece días sin rastro de Martha

ESTA JOVEN MADRE de dos niños abordó un taxi el pasado 12 de febrero a las 4:00 a.m. y nunca llegó a casa. Ella es el sustento de una familia completa en Manrique. Sus padres y sus pequeños hijos lloran su ausencia y piden información sobre su paradero.

  • Van trece días sin rastro de Martha | Gustavo Ospina Zapata | Pegadas de Dios y de los santos viven las hermanas y los padres de Martha Cecilia. Esperan que la joven madre aparezca. En su humilde casa del barrio Manrique, sus hijos lloran porque ya no está la que lucha por ellos.
    Van trece días sin rastro de Martha | Gustavo Ospina Zapata | Pegadas de Dios y de los santos viven las hermanas y los padres de Martha Cecilia. Esperan que la joven madre aparezca. En su humilde casa del barrio Manrique, sus hijos lloran porque ya no está la que lucha por ellos.
25 de febrero de 2011
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En una humilde vivienda de Manrique, dos angustiados padres no paran de llorar: Luz Mery y Ángel María, que hace 30 años le dieron vida a Martha Cecilia Durango Guerra, llevan ya 13 días con sus noches esperando a que su muchacha llegue a casa, pero nada, a ella parece que la hubiera borrado el viento.Antier no más, doña Luz Mery vivió la triste escena de ir al Anfiteatro de Medellín a reconocer un cadáver cuyas señas coincidían con las de su hija.

Iba con los sentimientos confusos, es decir, no se sabe si con la esperanza de que se tratara del cuerpo de su hija o rogando a Dios para que el cadáver no correspondiera, pues así de cruel se vuelve todo cuando un ser querido desaparece, "uno hace fuerza para que aparezca, viva o muerta, pero que aparezca", como bien lo expresan Ana María y Andrea, las hermanas de Martha.

Ellas cuentan que esta mujer, madre de una niña de diez años y un niño de ocho, salió de su trabajo en una taberna de Guayabal a las 4:00 de la mañana del pasado 12 de febrero. Dicen que al salir tomó un taxi que pasaba y fue la última vez que sus compañeras de trabajo la vieron.

"A veces ella se iba con sus compañeras hasta la avenida Oriental y luego cogía el carro para la casa, pero ese día no lo hizo", narran Andrea y Ana María.

Añaden que el taxi no lo pidió por teléfono, pues no acostumbraba a hacerlo, lo que, sin duda, es más inseguro teniendo en cuenta la hora en que lo abordó.

Martha Cecilia vive con sus padres, una hermana y sus dos hijos en el barrio Manrique y es prácticamente la cabeza de la casa.

Aún teniendo que darles todo a sus pequeños, también responde por los gastos del hogar y es el soporte de sus padres, que ganan muy poco en sus respectivos oficios y además no gozan de muy buena salud, especialmente su madre.

"Ella hace falta acá, es muy buena muchacha y ni novio tiene, porque todo el amor se lo dedica a sus hijos", dice Andrea.

Los niños, incluso, ya saben la situación y lloran constantemente y preguntan que cuándo va a regresar su mamá, que es la que los llena de mimos y puede estar más pendiente de todas sus necesidades y problemas.

Doña Luz Mery, entre tanto, se la pasa yendo a la Fiscalía y a los anfiteatros y hospitales tratando de hallar algún rastro de su hija.

Como la situación económica de la casa es muy precaria, esto ha afectado hondamente la situación familiar.

Pistas
Sobre lo que le pudo pasar a Martha Cecilia, la familia prefiere no hacer muchas conjeturas. Aclaran que la joven madre no tenía novio y que tampoco -que ellos sepan- había sufrido amenazas. Dicen que hace poco ella había puesto una demanda contra un sujeto que la acosaba y que desde eso el hombre no había vuelto a aparecer.

También hablan de otro sujeto que la acosaba, cuyas pistas se las dieron a la Fiscalía para que investigue.

"Pedimos que hagan todo lo que esté a su alcance para que encuentren a nuestra hermana, ese es su deber como autoridades", dicen las hermanas Durango Guerra.

Presas del pánico y el desespero, también le hacen un llamado al taxista que la recogió ese día en la taberna La Amistad, en Guayabal La Raya, para que si no fue él quien le hizo daño, por favor dé pistas sobre lo que le pudo pasar, dónde la dejó o si algo ocurrió en el trayecto, "es lo mínimo que debe hacer para terminar nuestra angustia, la de mis papás y sobre todo la de los niños", clama Ana María.

Y da las señas de Martha: ese día estaba vestida con un capri azul, una blusa morada y unos tacones blancos con rayitas de colores.

"Es bajita, medio trocita, de cabello negro y largo y tiene cicatriz por cesárea", añade Sandra.

Si alguien sabe del paradero de Martha se ruega informar a los teléfonos 2140924, 312 7730364 y 311 6159691.

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