Es plenamente previsible que personas productivas, de buenas intenciones y con buena voluntad generen valor a la familia, a la sociedad y al país.
A mi manera de ver, los valores y principios esenciales que debe tener el ser se han visto deteriorados en nuestra sociedad en donde, al parecer, la función fundamental está basada en "todos contra todos".
Aun así, debo destacar la maravillosa labor de nuestro Presidente. Lo reconozco a boca llena, como diría un buen colombiano, porque tengo buena memoria y recuerdo mis vivencias en los años ochenta cuando siendo adolescente la violencia se apoderó de nuestras vidas y los valores fueron vulnerados por el dinero fácil.
Cuando ya finalizando la década pensábamos que el doctor Luis Carlos Galán sería quien nos rescataría de la hecatombe de la narcodemocracia y de la corrupción política, pero una vez más nuestro entusiasmo nos fue arrebatado.
Todo esto es "menuda" como decimos los paisas, si mencionamos lo que aconteció en nuestro país durante el periodo 1994-1998 que estoy seguro fue un gobierno que ninguno de nosotros quisiera siquiera recordar.
Esto lo expreso con dolor de patria, con conocimiento de causa, con amor a mis padres, hijos y compatriotas. ¿Qué sería de Colombia sin nuestro actual Presidente?
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