Dos espacios, un mismo proyecto. Un lado es para ver, el otro para escuchar y hacerse escuchar. Los dos, para decir.
Máquinas de vida es el proyecto que el Museo de Antioquia trabaja desde hace mes y medio. Primero, la invitación de la Alcaldía para participar en el proyecto Mayo por la vida. Después, la revisión de la colección. Luego, el equipo. "Nos parecía fundamental que no fuera solo la voz del museo, sino lograr juntarnos con muchos actores de la ciudad", dice Carlos Jiménez, coordinador de Museo + comunidad, y cocurador de la muestra.
El trabajo, entonces, es con cuatro corporaciones de mujeres (Vamos mujer, Mujeres que crean, Espacios que crean y Ruta pacífica) y artistas de música independiente y del movimiento hip-hoper. Aunque era muy difícil tener todas las voces, por el tiempo, precisa Carlos, tienen miradas desde distintos lugares, que permiten configurar el proyecto, que tiene una intención: dar voz y posibilitar encuentros entre producciones artísticas y el papel de la mujer dentro de la sociedad.
Ahí entonces la división: la exposición, para ver, y el laboratorio, para escuchar.
Máquinas de vida, como nombre, hace referencia directa a la muestra, sin dejar a un lado el laboratorio, y su concepto nace a partir de la obra de Maripaz Jaramillo, Elogio a la máquina de la vida, una serie de retratos de mujeres.
"La propuesta es establecer un diálogo en torno al tema de la vida. El nombre es un poco para englobar todas las propuestas, tanto de mujeres como gestores y músicos, y aludir a la idea de cómo surgen en un entorno de conflicto, de encuentro o desencuentro, y violencias. Cómo este tipo de violencias afecta los cuerpos de hombres y mujeres y de ahí es un poco el concepto de fuerza o poder", explica Carolina Chacón, la curadora.
La exposición se plantea desde una perspectiva crítica, a través del género, y está dividida en cinco ejes, con sus nociones, sus preguntas, sus reflexiones: Corporalidades (esas representaciones fundacionales, que hablan de cómo debe ser una mujer), Mujer rota (el concepto de violencia, a través de representaciones visuales y de la mujer como víctima, y el protagonismo, en la historia del arte, de los hombres, que solo se desdibuja en los últimos años), División sexual del trabajo (roles establecidos socialmente para la mujer), Las otras de la historia (El papel de la mujer en la historia y los derechos de la mujer, con documentos y afiches de luchas sociales) y Mujeres artistas (esas primeras mujeres que decidieron estudiar arte, que rompieron con el no anularse).
Son, aproximadamente, 120 obras y unos 30 documentos fotográficos de la Biblioteca Pública Piloto.
El laboratorio tiene su nombre, Vida muerta, muerte viva, y es la respuesta a la violencia a través de manifestaciones culturales como el grafiti, la música y el uso del software libre.
Este es un espacio de construcción. Hay grafitis (también podrá rayar las paredes con sus ideas y conversar con los grafiteros en algún momento ), música, letras, videos, bailes y la posibilidad para que los músicos independientes compartan sus proyectos en La pira y así crear una Biblioteca virtual. "Este es un espacio donde se va a compartir", anota Carlos.
Una muestra, entonces, de construcción. Donde no solo se ve y se escucha. Se dice. La máquina es para releer la vida, la no violencia. Para pensar. Para convivir. Para participar.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
