La historia resumida en esa pequeñísima estampilla que está en el sobre (o ya no), que viajó hace tanto tiempo, que fue recibida y que hoy es amada y guardada por un aficionado.
En los vidrios hay un tema distinto. "Cada estampilla tiene su historia", dice Augusto Peinado, presidente del Club Filatélico de Medellín (Clufime). Y cada historia tiene su estampilla.
Así que con cerca de 30 mil, hay mucho que aprender. Ese es el número de estos sellos postales que desde mañana podrá ver en Exfime, la primera exposición filatélica interamericana que se realiza en la ciudad, y que es organizada por el club de Medellín.
"Nos hemos propuesto dos objetivos: acercar el sello de correos a la sociedad en su conjunto y fomentar el coleccionismo entre la infancia y la juventud", escribió Ricardo Botero, director de la muestra.
Si bien estarán coleccionistas de diferentes lugares del mundo que pertenecen a la Federación Interamericana de Filatelia, con su joyas de la corona, hay espacio para los jóvenes y los que exhiben por primera vez.
La exposición se divide entre los que no compiten y los que sí. Los primeros incluyen a los juveniles, con temas que pasan por las flores, los perros, los deportes, los personajes, las mariposas, el fútbol. Los segundos, entre los que hay campeones, filatelia tradicional, historia postal y literatura traen sellos raros, que valen su historia en oro.
"La filatelia es una inversión -comenta el director - porque las estampillas se valorizan con el tiempo y ayudan a difundir la cultura".
Por amor
Para recorrer esta exhibición necesita tiempo y ojos afinados. Hay que detenerse a ver los escudos, las figuras o los dibujos, y las letras que hay en cada pequeña, así como las explicaciones.
Es más, si se encuentra con alguno de los expertos, pregunte, "se le puede explicar -comenta Augusto-". Lo que sí no puede faltar, agrega, es "imaginar qué representa cada estampilla".
Para estos amantes de la filatelia, coleccionar va más allá de encontrarse un sello que los emocione. Tiene que ver, apunta Ricardo, con adquirir mayor conocimiento y tener amigos. Y eso lo han comprobado con la exposición: la demanda ha sido grande y aunque al principio reservaron en un hotel 40 habitaciones, van más de 80.
Varios filatelistas de otros países y ciudades, añade el presidente del Clufime, vendrán a ver las colecciones de quienes comparten su afición, pero también a encontrarse con ellos e intercambiar conocimiento.
Los vidrios tienen las cartas de cuando todavía no había estampillas. Prefilatelia, dicen ellos. Los sellos se alcanzan a ver todavía. Si lee franca, el que lo mandó ya pagó. Si lee debe, lo pagará el que lo recibe. Como cuando a la niña, ya hace mucho tiempo, cuenta Augusto, le llegó una carta con debe, y como no tenía dinero, ni la tocó, siquiera. El cartero se devolvió. Malacaroso, quizá.
Pico y Placa Medellín
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