La misión de cada ser humano es buscar un camino que, por muy difícil que parezca, sea un sendero hacia la felicidad. ¿Cree realmente en la felicidad? ¿Considera que es posible hacer felices a los demás?
Si cree que la felicidad la va a encontrar a la vuelta de la esquina está equivocado; no está en el placer, no tiene precio, así como tampoco tiene raza, sabor o color. No discrimina a nadie y es para todos.
La felicidad, en mi modesta opinión, se compone de diversos momentos, que en ocasiones llegan para hacerme feliz.
Es tener un sueño y hacerlo realidad, es superar escaños, es aventurarse, es arriesgarse por alguien, es forjarse un ideal y luchar por hacerlo concreto, es amar a alguien de corazón, es pedir disculpas a tiempo, es corregir errores, es ayudar a salvar una vida, es enseñar a un niño, es tener una vocación y luchar por ella, es una mirada honesta, es una sonrisa alegre, es caminar descalzo sobre la hierba mojada, es aprender una canción, es valorar a los suyos, es contemplar un paisaje, es escribir un poema, es aprender un oficio, es disfrutar con la lluvia bajo el techo de tu casa cuando llueve, es elevar una cometa en agosto y en diciembre contemplar un globo, es aprovechar este momento, es subir hasta lo alto de una montaña para disfrutar del paisaje, es contemplar un pájaro que vuela alto, es hacer sonreír a la abuela, es escuchar un violín en la distancia, es orientar a un joven perdido, es ascender una empinada cuesta y bajarla muy despacio, es apreciar el mar desde la orilla, es haberse caído muchas veces y es haberse levantado de nuevo, es aprender a no herir a nadie, es cultivar un jardín, es abrirse paso sin molestar a los demás, es contar anécdotas y chistes, es un abrazo de despedida y es el beso de bienvenida y, es además, una extraña sensación de paz interior.
En concreto, pienso que la felicidad está directamente relacionada con disfrutar las cosas simples de la vida.
Ya lo ve, está hecha de mil cosas por descubrir, aprender y conquistar a cada día.
Es una sola cosa y varias a la vez. Es como la imagen que vemos en un caleidoscopio llena de muchas formas y colores.
El secreto radica tal vez en sacarles partido y saborearlas.
Para poder ser feliz no se necesita mucho dinero, ser algún personaje famoso o haber viajado mucho.
No, la felicidad es algo que tan solo se puede descubrir con los años. No hay felicidad completa, existen únicamente oportunidades y buenos momentos.
Es algo que usted, amable lector, puede ayudar a fabricar.
Usted es el responsable de su vida, para cincelarla y moldearla a su manera, con la ayuda de Dios quien le guía y es el directo artífice de su destino; usted es capaz de conducir su propio barco y además está llamado para conducirlo al puerto más seguro.
Quizás sea Dios quien dirija las tormentas y los huracanes que se le presenten en su trayecto. Él, y tan sólo Él, tiene la potestad absoluta para calmar al viento o hacerlo tan fuerte como lo desee.
En distintas ocasiones tenemos muchos problemas, cuyas soluciones no están a nuestro alcance, dejémosle a Él esos tropiezos que se nos presentan a lo largo del camino y pongámonos en sus Divinas Manos.
¡Ser feliz, sí vale la pena!
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
