Tras un año de profundo conocimiento llegó la hora del adiós y la nave Dawn encendió motores y se dirige ahora a un nuevo destino: el planeta menor Ceres del cinturón de asteroides.
Lanzada en 2007 para viajar 5.000 millones de kilómetros, llegó a Vesta en julio de 2011 y estuvo estudiándolo durante un año.
Es la primera vez que una nave estudia los dos grandes asteroides del cinturón entre Marte y de Júpiter.
La sonda reveló que Vesta se derritió por completo en el pasado, formando un cuerpo por capas y un núcleo de hierro. Detectó además que sobrevivió a dos colosales colisiones en los últimos 2.000 millones de años, impactos que quedaron grabados.
Vesta es el segundo objeto más masivo de ese cinturón y el tercero en tamaño con un diámetro de 530 kilómetros.
La sonda reveló que el asteroide “es un superviviente de los primeros días del Sistema Solar. Podemos afirmar ahora con mayor certeza que semeja un planeta pequeño más que un asteroide”, expresó Christopher Russell , principal investigador de la misión.
Pero como todo tiene un final, la nave tuvo que partir hacia su segundo objetivo en esta misión de 450 millones de dólares.
Los motores se encendieron para escapar a la débil atracción de Vesta “y ahora nos estamos alejando sobre un pilar verde de iones de xenón”, expresó Marc Rayman , jefe de ingenieros.
La salida del asteroide, en el que no aterrizó, se realizó mediante un sistema de propulsión de iones que usa electricidad para ionizar el xenón para generar el impulso.
Se dirige a Ceres, al que debe llegar en 2015, uno de los planetas menores de 975 por 909 kilómetros, en el que espera confirmar, entre otros asuntos, la existencia de agua.
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