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Esta tierra cafetera tiene mucho más que turismo religioso

Desde sus calles empedradas y sus 22 iglesias, Jericó está lleno de atractivos que ameritan ser descubiertos. Un repaso a lo que no se puede perder en su visita.

  • Julio César Herrera
    Julio César Herrera
11 de mayo de 2013
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Aunque la economía de Jericó desde hace años ha estado centrada en la agricultura, especialmente en el café, el plátano, el aguacate y últimamente en el tomate y el cardamomo, el turismo, sobre todo el religioso, ha ido ganado su espacio y ahora se entroniza con fuerza.

Con sus calles empedradas, el casco urbano invita a recorrer y descubrir los encantos de este municipio del Suroeste antioqueño, cuna de la Madre Laura y del tradicional carriel antioqueño, donde aún sobresalen excelentes fachadas de casas de la colonización antioqueña, con generoso patio, como las que engalanan un costado del parque principal.

Por el progreso y la cultura de su gente, a este municipio se le ha llamado La Atenas del Suroeste y tiene mucho qué enseñar. No se puede decir que se conoce a este municipio si no se visita el Centro de Historia, el Teatro Santa María, las casas de la familia Restrepo y la de Isabel Peláez de Estrada, el Museo de Arte Religioso en los bajos de la Catedral, y el Museo de Antropología y Artes de Jericó, Antioquia, más conocido como Maja.

Gracias a la dirección de Roberto Ojalvo Prieto y luego de 15 meses de restauración, el museo que también alberga ahora al Museo Arqueológico del Suroeste, recién abrió sus puertas para su disfrute con unas maravillosas exposiciones, como Memoria Viva, sobre la ocupación indígena en Jericó. Incluye urnas funerarias, volantes de huso y una llamativa maqueta del asentamiento de la tribu quimbaya, en el Cerro El Salvador, donde se pueden apreciar las tumbas, en las que los enterramientos eran en cámaras laterales.

“Estamos adelantando un proyecto con el Viceministerio de turismo para hacer un museo in situ que les permita a las personas conocer de cerca las tumbas”, precisó Diego Alejandro Molina, asistente de la dirección del museo. También se pueden apreciar las exposiciones Canto al agua, de acuarelistas antioqueños; Ponientes, de la fotógrafa Evelin Velásquez que, como opina Rubiel González, profesor jubilado, “es una excelente exposición donde sobresalen casas de Jericó y Medellín”; El tiempo en las manos, con obras de María Luisa Acosta, y Canto al agua, con obras de Luis Fernando Peláez.

 “La sola visita al museo es una maravilla que hay que conocer”, expresó emocionado Martín Abad Abad, artista y jericoano de nacimiento, que por estos días redescubre su tierra natal.

La lista de atractivos turístico-religiosos la encabeza, por supuesto, la casa museo de la Madre Laura, donde nació la beata. Allí queda una de las sedes de la Congregación de las Lauritas y el público encuentra una capilla, la pila baustismal y una serie de artículos, libros y fotos que dan cuenta de su obra.

Otros atractivos turístico-religiosos tienen que ver por supuesto con la iglesia parroquial Nuestra Señora de las Mercedes, obra de estilo románico moderno que tiene un diseño tradicional con un tratamiento de arquitectura moderna, donde ahora hay un altar a la Madre Laura que incluye la exposición de una reliquia. Este templo tiene una extensión de 2.772 metros cuadrados, la cúpula tiene una altura de 42 metros y la de las torres es de 40 metros. La primera piedra de este gran templo se bendijo en 1949 y 20 años después fue consagrada.

También están la Capilla de la Visitación, el Monasterio y la iglesia de Santa Clara, la iglesia de San Francisco de estilo colonial, las capillas de La Visitación, Santa Teresita, San Juan Eudes y La Inmaculada.

Mención aparte merece el Santuario del Inmaculado Corazón de Jesús, una obra de estilo gótico que posee tres naves con puertas y arcos ojivales, además de dos torres verticales y un ojo de buey o rosetón a cada lado.

Quienes buscan otras opciones pueden visitar el Cerro de El Salvador, al que se accede tras una agradable caminata ecológica, visitar el Jardín Botánico Los Balsos, ir hasta el Parque Natural Las Nubes o desplazarse hasta el corregimiento Palo Cabildo, donde encontrará hermosos y tranquilos paisajes ricos en quebradas aptas bañarse.

Rico en tradiciones

No se puede decir que se estuvo en Jericó si no se ha sentado en el parque a departir con los lugareños al calor de un exquisito café, principal producto de su economía, con el cual hacen además otras delicias gastronómicas.

Tampoco puede decir que lo conoce si no ha comido las exquisitas galletas de las Hermanas Clarisas, las marialuisas, las galletas de café, los bizcochuelos, los confites de cardamomo como los que vende Harvy Correal Palacio en el Almacén Jericó, o si no ha disfrutado de exquisitos menús como los que sirve Alex Palacio en su restaurante Casa Gourmet, donde puede elegir desde unos ricos fríjoles, carnes a la parrilla, comida de mar hasta comidas rápidas.

Tenemos muy buenas opciones gastronómicas. No es cierto que la gente tenga que traer comida al municipio, como les están diciendo a muchos turistas”, precisó Nelson Restrepo, exsecretario de Cultura de Jericó. Agregó que los restaurantes que hay están en capacidad de atender a todos los visitantes.

 Una de las tradiciones por excelencia de este municipio ubicado a dos horas y cuarenta y cinco minutos de Medellín son los carrieles hechos a mano, y en esta materia don Darío Agudelo Bermúdez es el principal referente, con innumerables premios nacionales e internacionales. De sus propias manos son los carrieles con los que obsequiaron al Papa Juan Pablo II y al Rey Carlos Gustavo, por ejemplo.

Recién jubilado, su experticia la siguen hoy fielmente su hijo Darío Agudelo Bohórquez, y las hijas de éste, Carolina y Alejandra Agudelo Gaviria, que “se han encargado de ponerle el toque de color y de diseño moderno”, explica.

Aquí todo es hecho a mano. Este es el valor agregado de esta artesanía, que es un trabajo artesanal en el que solo utilizamos una máquina para hacer los ribetes”, explica Darío Agudelo Bohórquez.

Visitar su taller-almacén es encontrar la variedad de los artículos hechos en puro cuero -además de los carrieles elaboran bolsos, correas, billeteras, sandalias-, y conocer de primera mano, o mejor, de primera voz la historia de este bolso tipo acordeón que ha acompañado a los colonizadores antioqueños desde tiempos inmemoriales.

Los primeros se hacían con piel de nutria, de hecho mi papá vendió de estos durante más de 50 años, cuando la piel de este animal no tenía restricciones. Hoy solo se pueden hacer de piel de becerro porque las pieles exóticas están prohibidas”, precisa Darío hijo.

Mientras hace referencia a los materiales, toma varios carrieles para explicar cómo se diferencian por números: el 10, el 12 hasta llegar a un 16. Los números hacen referencia al número de bolsillos que tiene un guarniel, nombre original que a Darío le gusta que se conserve. “Al fin y al cabo esto es una guarnielería. El nombre de carriel se tomó de los primeros ingleses que llegaron a la Guajira. Ellos usaban unos bolsos llamados carry on, y de ahí se fue “colombianizando” la palabra hasta terminar en carriel”, indica.

Un día entero se demora la elaboración de un solo carriel, siempre y cuando se tengan ya cortadas las 96 a 98 piezas que hay que armar.

Como buen antioqueño, Darío tiene su propio carriel que no utiliza solo por lujo, sino con todas aquellas cosas que cargaban los abuelos: un juego de cartas, los dados, un yesquero, una navaja capadora, una aguja de arria (para coser los costales), un rollito de cabuya, hilo encerado, las cartas de la novia y de la otra (escondidas en un bolsillo secreto). A él le falta el arma, que siempre iba en el bolsillo posterior, con refuerzo para que no se notara.

Hoy, con ocasión de la canonización de la Madre Laura, Carolina y Alejandra Agudelo, las hijas de Darío están repujando la imagen de la beata a color sobre cuero. “Esta imagen se le va a aplicar a un guarniel típico pe
ro sin pelo, para que se puedan apreciar todos los detalles”, precisa el orgulloso padre.

Agrega que esta pieza exclusiva llevará además una riata con la bandera de Jericó y el sello de la empresa familiar.

Así mismo, anticipó que prepara un carriel especial con la imagen de la Madre Laura y riatas con la bandera de Jericó, para el Papa Francisco.

Más allá de la Atenas

Ciertamente a estas alturas del mes de mayo las reservaciones en los hoteles del municipio están bastante copadas. Sin embargo, de acuerdo con Alejandro Jaramillo, secretario de Turismo, “aún se pueden encontrar habitaciones”.

También se puede asegurar alojamiento en los municipios cercanos, como Tarso, Pueblo Rico y Cauca Viejo, un “pueblo privado en Jericó”, a 25 minutos del parque principal, y que rinde homenaje a la época de la colonización antioqueña, con sus calles empedradas, fachadas blancas con zócalos de colores, parque, iglesia y fondas. Allí tienen hoteles boutique y casas que se alquilan (20 de las 130 casas construidas).

“Tenemos un total de 92 habitaciones en el Pueblo Cauca Viejo y 62 habitaciones en fincas alrededor, para un total de 154 habitaciones. En Tripadvisor estamos calificados como el hotel numero 1 de 92 hoteles que tienen Medellín y el departamento de Antioquia”, aseguró Andrés Restrepo, gerente de Cauca Viejo.

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