A ellas las une la luz. Un concepto que indagan a través de la fotografía y la pintura. Pero también las congrega la estancia artística de un año, con un maestro común, el artista plástico Luis Fernando Peláez, el asesor y curador de la exposición Re-Visiones que se abre esta noche, a las 7:00 p.m., en la Cámara de Comercio de Medellín, sede El Poblado.
Durante precisas reuniones, a veces hasta de un día entero, en su casa en El Retiro, Peláez les ayudó a materializar un tema y una emoción; a cuajar una técnica y también a ajustarla con una intención.
La búsqueda
Cuando Ana Isabel Díez se fue a Europa, por un tiempo, dejó las finanzas para toparse con el arte, y, en su recorrido viajero, encontró lo particular de la luz de su trópico.
Empezó a explorar maneras de hablar de ella, y se inclinó por los follajes y paisajes nocturnos.
Ahora lo hace mediante el color, con referencias muy sutiles a ciertos íconos del mundo. Su mayor desafío es lograr que la técnica se convierta en una suerte de cómplice de su idea.
La emoción
Aunque la técnica no le preocupa a Elizabeth Arboleda, algo le trasnocha el poder transmitir el sentimiento que la impulsa cuando obtura su cámara.
A esto se dedica en sus viajes, cuando puede dejar atrás la fotografía comercial y se embarca en calles desconocidas de ciudades lejanas.
A pesar de que es una enamorada del retrato, el transeúnte es, desde hace unos tres años, su tema recurrente.
A partir de allí recrea una serie en blanco y negro que es un testimonio por esa fascinación de la imagen.
La remembranza
Valles, montañas y ríos del Bajo Cauca antioqueño hacen parte de los paisajes que ahora camina Carmen Posada. Esos mismos que, tan inamovibles y majestuosos, acompañaron su niñez.
Con estas memorias intactas, Carmen recoge fotos de cuando era pequeña y al mezclarlas produce una serie en la que resalta la fotografía, sin manipular.
Una esencia que la conecta con un arte, que prefiere producir en blanco y negro, y que realiza desde hace más de 20 años.
La sintonía
Con paciencia, Gloria Elena Restrepo se decidió a capturar los sutiles cambios de luz en un ocaso, frente al mar, todos los días, a la misma hora.
Las luces y sombras de las tormentas en el cielo y el mar embravecido, como sucede con los contrastes de la vida, cobraron sentido para ella.
De esa identificación a compartirla solo quedaba un paso, que ahora cumple en la exposición, que estará abierta hasta el próximo 5 de diciembre.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6