"Siempre soñé con demoler esta casa. Toda la gente sabe que allí han pasado cosas feas e indeseables que afectan la vida de una comunidad y de la ciudad. Es una casa laberíntica, horrible", afirmó ayer el alcalde de Medellín, Alonso Salazar Jaramillo, cuando, con mazo en mano, derrumbó parte de los muros de esta vivienda en la que se cometieron actos ignominiosos.
En "la casa del terror", como se le llamó a esta construcción del barrio San José-La Cima, (nororiente de Medellín), los violentos hicieron toda clase de fechorías.
Abusos sexuales, drogas, robos e incluso asesinatos, son parte de las acciones violentas que más de una vez, desvelaron a los habitantes de este barrio de la comuna 3 (Manrique) y que pocas veces denunciaron por miedo a represalias de los combos.
"Muchas veces vimos como traían niñas ahí. Supimos de una vez que iban a quitarle los genitales a un tipo y el gritaba que no lo hicieran. Cuando robaba, esa gente se 'encaletaba' en esa casa y se repartía el botín, y no sólo eso, era una guarida en la que se veía mucho vicio", cuenta una vecina.
Otra mujer que habita cerca afirma que alguna vez llevaron varias chicas para que les hicieran strip-tease . "Cuando ellos comenzaron a sobrepasarse, una se voló y de las otras no se volvió a saberse nada", dice la mujer, que prefiere el anonimato.
"De ahí sacaban costales llenos de algo, pero no sabemos de qué", dice otra voz escondida entre la multitud.
Hasta el sitio llegó Luz Dolly Sánchez Correa, dueña de la casa, desplazada en 1998 por el combo del barrio y víctima de la violencia por el asesinato de su hermano.
Ella no sintió tristeza. Sintió alegría al saber que la casa de la que fue sacada a la fuerza se convertirá, como dijo el alcalde Salazar, en un jardín infantil o en un parque para niños, "algo que simbolice la vida".
Así, después de muchos delitos, fue demolida ayer "la casa del terror".
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