A sus 85 años, el exsenador Enrique Gómez Hurtado no se resigna a ver la impunidad que rodea el magnicidio de su hermano, el exdesignado Álvaro Gómez Hurtado. Hace dos semanas lanzó al mercado su libro "Por qué lo mataron", en el cual ofrece un testimonio muy documentado de las que, a su juicio, han sido graves falencias de la justicia colombiana en la investigación y esclarecimiento de los hechos.
Asegura que "la realización de este magnicidio configura claramente un crimen de Estado. Es claramente un crimen político que benefició al régimen en su lucha desesperada por aferrarse al poder". El libro es también un duro cuestionamiento a los cinco fiscales generales que han pasado por el ente investigador desde 1995, sin resultados que ofrezcan claridad sobre el asesinato del líder conservador el 2 de noviembre de aquel año.
¿Cuál es el propósito de la publicación del libro?
"Es poner en conocimiento de la opinión pública cuáles son los caminos que se han tomado para que no haya una investigación sobre el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado. Es un trabajo largo de 16 años en los que se han adelantado unas cuantas diligencias. El proceso tiene más de 150.000 folios y nosotros por nuestra parte hemos hecho una investigación que ha durado tres años. Denunciamos varias versiones, todas falsas con testigos falsos, con declaraciones que no conducen a ninguna parte para poner en orden, que es el objeto del libro, aquello que ha sucedido y sobre todo aquello que no ha sucedido. Es un paisaje que resulta bastante serio, sobre cómo no se ha hecho la investigación".
En el libro hay varias referencias al olvido. ¿Usted y su familia consideran que Colombia olvidó este asesinato?
"No podemos dejar de lado que ha pasado prácticamente una generación. De tal manera que un muchacho que tenía seis años en ese momento, hoy tiene 20 y a los seis años no percibió lo que era el ambiente, lo que era la situación en ese momento, de cómo Colombia estaba al borde del caos cuando se dio cuenta que el Presidente de la República había sido elegido por la mafia. Todo eso a la gente se le olvidó. La impresión que uno tiene es que cuando investigan encuentran algo y entonces tapan y miran para otro lado, o hubo un propósito inicial, desde los primeros días, de inventar versiones que pudieran torcer la gestión de la investigación hacia otros objetivos. Las declaraciones hechas desde los Estados Unidos por algunos de los extraditados fueron las que nos obligaron a hacernos parte en el proceso, a dedicarnos al libro y a una serie de diligencias que se están haciendo en la Fiscalía, pero con las mismas dificultades que hemos encontrado desde un principio. Eso nos condujo a que la única cosa que nos quedaba por hacer es poner en conocimiento de la opinión pública todo lo que ha sucedido".
En el libro se hace un duro enjuiciamiento al exfiscal Alfonso Gómez Méndez, pero mirando las fechas encontramos que en el momento del magnicidio de Álvaro Gómez, el fiscal era Alfonso Valdivieso, que estuvo casi 20 meses más después del crimen. ¿Qué se puede decir de la gestión de Valdivieso?
"La misma lentitud. Una improcedencia completa. No se hicieron las cosas a tiempo. En el caso de Gómez Méndez hay un antecedente más grave y es que antes de posesionarse hizo toda una teoría de por qué habían matado a Álvaro, y luego dedicó todo el tiempo que estuvo en la Fiscalía a demostrar que lo que había dicho antes era la verdad, y todo resultó falso. Entonces, ahí hay una circunstancia que queremos señalar ante la opinión pública: un señor que saca una teoría, se dedica a demostrar que es verdad y resulta que todo es falso, desde el principio hasta el final. Lo único que hago es sacar un dedo y señalar: miren esto, miren esto, miren esto".
Entre los muchos datos que tiene el libro, hay una versión de Fernando Botero Zea, que dice que Álvaro Gómez estaba siendo objeto de un intenso seguimiento del DAS ordenado por el presidente Ernesto Samper. El director del DAS en esa época era Ramiro Bejarano. ¿Usted sabe si éste se ha manifestado sobre este hecho?
"Parece que escribió un artículo que acabo de recibir, pero no lo he leído. Indudablemente él era uno de los personajes claves de todo el equipo que rodeaba a Samper durante todo este tiempo que condujo al proceso 8.000, pues Bejarano era una figura destacada en todas esas manipulaciones".
En ese mismo sentido, el expresidente Samper queda muy mal en el libro. ¿Él se ha pronunciado?
" En el libro no hay ninguna acusación. Simplemente relato los hechos que hemos encontrado, tanto en publicaciones de prensa como dentro del expediente mismo y en las declaraciones y las hemos puesto en orden para que el lector pueda adquirir una visión de conjunto, porque de lo contrario es caer en un mar de paja y de mentiras que tiene 150.000 folios".
Si por algo se recuerda a Álvaro Gómez fue por su lucha por la justicia. Estremece ver en el libro cómo se documenta la intocabilidad de un personaje que al parecer habría tenido un papel fundamental en el magnicidio y que sigue libre, llamado Ignacio Londoño. ¿Podemos hablar de un Estado de Derecho en Colombia si hay personas que son intocables?
"Nosotros nos hacemos la pregunta sobre ese personaje, quien entraba dos veces a Palacio durante varios meses, están registradas sus entradas y salidas y parece ser la glorieta de la comunicación de la mafia, él estaba ahí en un centro de distribución de funciones, no sabemos qué es, pero él estaba ahí. Incluso sus parientes están empleados en la Fiscalía".
Si para los lectores el personaje Londoño Zabala es clave para esclarecer el crimen, para usted ¿cuál es la conclusión del asesinato de Álvaro Gómez?
"Yo no quiero llegar a conclusiones. El cartel del norte del Valle parece ser el que originó todo el movimiento que condujo al asesinato y tuvo mucho que ver en la financiación de la campaña de Samper. Las conclusiones las saca el lector".
Hace dos meses EL COLOMBIANO en un editorial dijo que no podíamos considerarnos una democracia digna mientras el crimen de Álvaro Gómez siguiera sin esclarecerse y en la impunidad. ¿Usted tiene alguna esperanza de que la impunidad termine?
"Muchos están contentos en el mar de la impunidad, parecería, porque no dejan tocar el tema. Además, el poder judicial, en muchos casos, ha tomado una serie de providencias y de sentencias absolutamente improcedentes que están creando un ambiente muy peligroso para el equilibrio social. He comentado con varias personas, que para la gente de bien hoy están resultando más peligrosos los jueces que los criminales. Los resultados de los procedimientos son tan abruptamente injustos y además tan claramente orientados y dirigidos. Estamos en una situación delicada, me parece que el libro, de alguna manera, subraya estos hechos y me parece que es una contribución que a mi edad me corresponde dar, porque no me puedo ir de este mundo sin la tranquilidad de haber hecho todo lo que este a mi alcance para que el asesinato de mi hermano no quede impune".
Después de los hechos desafortunados de julio con la voladura del busto del expresidente Laureano Gómez, de las amenazas a su hijo Miguel, ¿ustedes han seguido siendo objeto de amenazas?
"Las amenazas directamente no las ha habido, sino que por inteligencia se supo que estábamos amenazados y por algunas coincidencias de llamadas, pero nosotros no somos muy amenazables. Todo es un ambiente que queremos romper y los que tenemos que correr los riesgos para eso, somos nosotros".
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