Ella es pura candela. Manuela no cabe en el cuerpo, en esos siete años. Ella es un terremoto que va por ahí de forma desparpajada. Todo alegría y espontaneidad.
Al club llegó ayer por la tarde con un pequeño trofeo en la mano como si nada. No parecía que fuera a una entrevista, sino a un entrenamiento más de los que cumple a raja tabla casi todos los días en los campos de El Rodeo.
En esa pequeña copa llevaba algunas golosinas, como para hacer más agradable el rato, antes de tomar los palos y mostrar un talento que se hace natural. Es como si hubiera nacido para ser golfista.
"Es buena, tiene talento y si sigue como va, con mucha disciplina, antes que nada, podrá ser una excelente jugadora".
Ese piropo deportivo partió de un profesional del golf: César Serna, que ayer la tenía a su lado, mientras la sardina mostraba sus dotes, con ese swing que causa admiración en donde quiera que juega.
Esta vez fue cuarta en el US Kid mundial, en la categoría de siete años y menos, -el año pasado se clasificó 25-, que se disputó en Pinehurst, Carolina del Norte, donde el papá de una de sus rivales, Romina, le decía que era la única niña que ponía la bola de una en el green en un hoyo par cuatro.
Despierta, inteligente y con una figura que delata a la futura atleta. Un ventarrón de alegría que va libre por las canchas de Bogotá, Cali, Pereira, Bucaramanga y Medellín.
El golf es su pasión. Cuando sale de estudiar el primer grado en el Colegio San Ignacio, parte disparada hacia el club para cumplir con las prácticas "excepto los lunes".
Una niña de ojos dichosos, con una locuacidad sorprendente para su edad que invita a la fácil conversación. Una explosión de naturalidad que agrada tener al lado.
El orgullo de sus padres, quienes también alimentan las ilusiones de Laura Camila, la hermana mayor que, igualmente, tiene clase. Por algo dice su papá Germán que los esfuerzos son válidos, con tal de que ellas se formen por medio del estudio y el golf.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
