“Puedes acostarte con negros, puedes estar con ellos, puedes hacer lo que quieras. Lo que te pido es que no lo promociones (…) ¿Por qué te haces fotos con minorías?”. Esas palabras, marcadas con una evidente carga racista, se las dijo a su novia el multimillonario norteamericano Donald Sterling, propietario del equipo de la NBA, Los Ángeles Clippers.
Las voces de rechazo no se hicieron esperar, en especial en Estados Unidos, un país que tiene como presidente a un negro, Barack Obama. “Cuando gente ignorante hace gala de su ignorancia, no hay que hacer nada más que dejarles hablar”, dijo el mandatario de EE. UU.
Pero esas palabras no se reducen a la mera ignorancia, por el contrario, evidencian que todavía persiste esa convicción racista en varios estados y familias norteamericanas. Esto de la no discriminación debe ser una virtud del hombre. Y esa virtud no la tiene ni la propia Iglesia católica, que en la historia de sus altos cargos del Vaticano, no ha contado con un líder negro. En Colombia, por ejemplo, la mayoría de cargos destacados en el Gobierno están reservados para los blancos.
Esta disparidad de comportamiento del hombre por el color, llegó al adoctrinamiento y la legalidad; se convirtió incluso en normas de Estado. Y, en consecuencia, ha logrado anular la conciencia y acarrear terribles vejámenes para millones de seres humanos. No obstante, actualmente parece que esa esclavitud de raza persiste, pues se siguen dando prácticas repugnantes.
Hay otras formas esclavizantes que pasan desapercibidas y son igual de criminales: la comercialización de embriones que son sometidos a todo tipo de experimentos, mutilaciones y torturas, y son empleados por las multinacionales para preparar medicinas, cosméticos; además, se pueden manipular (asesinar) impunemente.
No hay mucha diferencia con épocas remotas. Los mismos negros tenían esclavos para cambiarlos por baratijas y para usarlos como objetos sexuales. Ese criterio mercantil es aún empleado en algunas familias de la sociedad. En ese contexto, hay innumerables expresiones que lo confirman, como aquella de que un “negro si no la caga en la entrada lo hace en la salida”. Y no sobra recordar la del famoso Diputado antioqueño, quien dijo que invertir en el Chocó era como “perfumar un bollo”.
Los negros, con su trabajo, fueron la base económica de la prosperidad de Estados Unidos. ¿Cuántos profesionales de color han sido exitosos en Colombia? Pero en muchas ocasiones, cuando han podido demostrarlo, han evidenciado con creces sus cualidades e inteligencia.
Porque la educación también cierra puertas, basta recordar el caso de una joven de color a la que una prestigiosa universidad privada de Antioquia le negó el acceso a una especialización médica. Aunque pasó todas las pruebas, en la entrevista la rajaron para admitir a dos hijos de especialistas blancos. Hoy esa negra es una autoridad mundial.
El magnate Sterling dejó en evidencia su doble moral. Es apenas uno de esos traficantes de seres humanos, pues no debería olvidar que parte de sus riquezas se debe al talento de esos hombres negros que integraron su equipo de baloncesto. Es más, su novia es también negra y mexicana.
Los negros no han cometido ningún crimen por su color de piel, la misma que sufrió el dolor de las quemaduras producidas por las marcas con hierro caliente. El crimen fue contra ellos: fueron y siguen siendo sometidos a la esclavitud y humillación.