Dios tiene un pueblo: la viña de la parábola que se lee hoy (Isaías 5, 1-7). Dios, se entregó a su pueblo para multiplicarlo con niños y jóvenes soñadores, mujeres bellas, artistas creativos, campesinos laboriosos, empresarios audaces, indígenas y afros de hondas raíces étnicas, familias de tradiciones espirituales esperanzadoras.
Para ese pueblo escogió un territorio de dos océanos con selvas, montañas, valles y la feracidad del trópico de inmensas riquezas biológicas.
Dios tenía un proyecto con su pueblo: la vida de todos los pequeños, de todas las mujeres y los hombres, y el florecimiento creciente de todos los recursos renovables: los ríos y humedales, las selvas y llanuras, y todas las especies nativas. Para lograr en armonía con la naturaleza el desarrollo pleno de todos y todas en dignidad, sin excluir a nadie; en las generaciones presentes y futuras.
Isaías habla de esta viña: "Mi amigo tenía una viña en fértil collado". Con un proyecto: "La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas; construyó en medio de ella una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas".
El proyecto de la viña fracasó porque en vez de uvas dio agrazones. Y el viñador se pregunta: "¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones? ¿Por qué si esperaba yo derecho dieron asesinatos; esperé justicia y dieron lágrimas de dolor?".
Igual este proyecto de pueblo que produjo lo contrario de lo que Dios quería: excluidos, guerra, desplazados, secuestrados, codicia, corrupción, odio, venganza, injusticia.
La parábola termina con el abandono del proyecto: "Les diré lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su tapia para que la pisoteen. Dejarla arrasada: no la podarán y crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella".
Jesús, en el Evangelio (Mateo 21, 33-43) trae una solución: Vendrán los que fueron despreciados, llegarán como mensajeros de la paz, encarnarán con generosidad, fortaleza y verdad la fuerza del Espíritu, cuidarán la naturaleza, aceptarán el arrepentimiento de los violentos y perdonarán. Reconstruirán lo desplomado.
Jesús lo dice con una advertencia para los dirigentes del fracaso: "Por eso les digo que se les quitará a ustedes el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos. La piedra que ustedes despreciaron es ahora la piedra angular".
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