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La resignación: ¿una actitud positiva o impotencia personal?

El esfuerzo por acercarse a las fuerzas que configuran la realidad en la que se opera suscita una mirada esperanzada sobre el devenir, tópico diverso a la pasiva aceptación de los hechos. Luego, lo que el hombre signa, firma o re-signa, es la versión positiva de esa realidad.

  • La resignación: ¿una actitud positiva o impotencia personal? | Reuters, Archivo
    La resignación: ¿una actitud positiva o impotencia personal? | Reuters, Archivo
12 de septiembre de 2011
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Re-signación: una expresión ambigua. Para comprender de modo positivo el término resignación es adecuado acercarse a su uso original. La palabra proviene del latín re-signare: volver a firmar, volver a sellar.

Su uso era el siguiente: si alguien suprimía, por ejemplo, el sello de un sobre que encerraba unos datos sobre circunstancias que lo involucraban debía informarse de ello a fin de estudiarlo. Luego, lo volvería a signar -re-signar-, a firmar, a sellar.

No abarcaba lo previo una actitud pasiva. Se trataba de aceptar el contenido respectivo luego de ser conocido y de analizado. Exigía conocimiento y conciencia, génesis de actitudes positivas.

La evolución del concepto lo tergiversó hasta la connotación actual que lo asimila con la impotencia y con el sometimiento, en especial frente a la adversidad.

Desde esta última apreciación se han venido derivando unas consecuencias antropológicas del siguiente tenor:

El hombre acepta un hecho sin hacer algo por transformarlo. Se le pide pasividad y se la acompaña con la sensación de impotencia personal.

La persona, al entregarse a la voluntad de otro, se sitúa ante un proceso de despersonalización. Re-signará y firmará lo del otro.

Resignarse se asimila con conformarse. Este verbo quiere decir formarse-con. Equivaldría, para este caso, a decir que alguien se-forma con lo adverso como si el destino humano tuviera como meta la tragedia.

A las puertas de la vida del 'resignado' intenta surgir un super-yo. Este super-yo puede llegar a estar representado por una persona, por unos principios, por unas creencias, o por unas formas de concebir la naturaleza, fuerza superior. Como tales, estos aspectos pretenden minimizar a la persona que a ellos se acoge ya que pretenden convertirlo en un mini-yo.

Recuperando el sentido positivo de la re-signación.

¿Cómo entonces comprender la resignación?

Para hacerlo, es bueno partir de un ejemplo cotidiano.

Una persona o una comunidad experimentan una realidad social de injusticia causada por fuerzas humanas.

Se les pide a ellas que la re-signen (la firmen?) como un gesto de aceptación pero que lo efectúen desde una perspectiva religiosa. Asumen entonces que el ser superior es el causante de dicha eventualidad.

Desde un primer análisis de lo anterior se detecta un cambio abrupto de óptica: a lo gestado por los hombres se le solicita una 'aprobación' -la que lleva a la resignación- bajo la perspectiva religiosa.

Un segundo punto de análisis muestra una contradicción antropológica: quien se resigna, bajo esta formulación religiosa, automáticamente exime de responsabilidad al verdadero gestor de la injusticia o de la realidad del dolor.

Un tercer punto es el siguiente: el dictamen que se ha efectuado sobre el episodio ¿es digno de ser considerado como verídico cuando ha encerrado aquella contradicción en su diagnóstico? ¿Será entonces viable re-signar el hecho tal como se ha presentado?

Como se deduce: el acto y el gesto de re-signar algo es un paso segundo que dan las personas después de haber transcurrido el momento inicial: el de la búsqueda de la verdad y de los factores que la componen. Excluye por lo mismo una actitud ciega, a oscuras.

El episodio de re-signar exige entonces un conocimiento verídico de los hechos y de sus causas sumado a la colocación de unas acciones viables por parte de la persona que lo emite. Se habilita de ese modo para enfrentar de modo activo y ojalá efectivo la circunstancia vivida y su eventual cambio. Estos pasos manifiestan la garantía de seriedad ante lo que se pretende re-signar.

El esfuerzo por acercarse a las fuerzas que configuran la realidad en la que se opera suscita una mirada esperanzada sobre el devenir, tópico diverso a la pasiva aceptación de los hechos. Luego: lo que el hombre signa, firma o re-signa, es la versión positiva de esa realidad, lo cual conlleva una apuesta suya por superar la instancia negativa intentando así un mejor futuro.

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