Había llegado en la noche del domingo desde Montería, en pleno aguacero y con 33 toneladas de maíz.
Decidió esperar en La Mayorista porque no quiso arriesgarse a salir tan tarde. Colgó su hamaca del chasís del vehículo y allí se acostó porque, además, lo que gana Carlos Guzmán por transportar los productos ya no le alcanza.
"La situación está muy dura. Los carros -dijo Guzmán- prácticamente ya no están produciendo nada".
En su sentir, ahora se trabaja el flete casi a lo mismo que se pagaba hace 12 años. Es decir, a pérdida, porque todos los días suben el combustible, los peajes, las comisiones del despachador y del cotero.
Suave, por ahora
Además de la preocupación y la expectativa que había en la Central Mayorista, el primer día del paro de camioneros no se sintió.
A las cinco de la mañana ya habían entrado entre 320 y 340 camiones.
La gran mayoría de estos camiones viene de municipios cercanos a Medellín, especialmente del Oriente antioqueño, porque son los que traen los productos perecederos con los que, incluso, se dice que van a ser más flexibles.
Por eso en los galpones donde se reciben estos productos la actividad se cumplió a cabalidad.
No se sintieron todavía el paro ni la escasez de mercancía porque llegaron muchos carros que se vinieron desde el domingo, previniéndose de los rumores, según lo expresó David Castañeda, comerciante de cebolla y lechuga.
En otro costado de La Mayorista un corrillo de coteros esperaba la llegada de las tractomulas y dobletroques que son los que traen los abarrotes y el grano procedentes de sitios más lejanos como Montería, Aguachica, Puerto Berrío, Magdalena Medio, Armenia e Ibague.
Se mostraron muy preocupados porque de eso viven muchos y no saben qué van a hacer para conseguir la comida. Es el sentimiento que expresó Jorge Muñoz, uno de los coteros de la Plaza.
La amenaza del hoy
La actividad fuerte en los galpones de abarrotes se inicia a las siete de la mañana, pero algunos locales abren antes. A las 6:30 eran muy contados los que tenían sus puertas abiertas y solo había una decena de tractomulas esperando para recibir la carga.
Otro camionero, Marcos Moncada, advirtió que el paro no se sentiría fuerte los dos primeros días porque hay muchos que vienen en camino y lo que se acordó fue dejarlos llegar.
Según los propios camioneros, la gente se estaba empezando a ubicar y, por eso, el paro iba a tomar fuerza a desde hoy en la tarde. El acuerdo entre el presidente Uribe y los camioneros no dejó que avanzara la crisis.
La situación iba a ser complicada. José Rubiano llegó de Bucaramanga y temía que poduiera regresar hasta que no se levantara el movimiento del sector.
Sin embargo, respaldó la decisión de salir a paro porque dice que lo que ganan no alcanza para sostener el hogar y los gastos de viaje.
"Prácticamente son dos hogares porque yo gasto más en carretera que en la casa, pero hay que aguantar porque la situación está insostenible", dijo Rubiano.
Ellos ganan el siete por ciento de lo que vale el flete, es decir, entre 140.000 y 150.000 pesos en tres días que demora el viaje y de ahí tienen que sacar para sus gastos, que ascienden a 40.000 pesos diarios.
Para el propietario, la situación es idéntica porque el flete que antes se pagaba a 70.000 pesos por tonelada, ahora se paga a 65.000 pesos y los vehículos son de 33 toneladas. O sea que se ganan 2 millones 150 mil pesos.
Pero tienen que pagar gasolina, peajes, descargue, lo del conductor y rezar para que no se dañe un repuesto.
Así, en una mezcla extraña pero cierta de incertidumbre y normalidad, en la mayor plaza de Antioquia llegó el amanecer en un paro que parecía largo. El mismo que Carlos Guzmán recibió acostado en la hamaca, debajo de su camión.
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