x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

La ética y la política

12 de octubre de 2009
bookmark

Aún se discute a qué se refería Nicolás de Maquiavelo cuando dijo que la ética no iba con la política. ¿Estaba retratando una realidad de su tiempo o hablaba de un deber ser, de una conducta obligada del gobernante? La impresión que me ha quedado a mí de las lecturas de El Príncipe -quizás el más famoso e influyente texto de la historia política- es que hablaba de una recomendación primordial para tener éxito en la vida pública.

Lo triste es que la observación de la política colombiana a lo largo de mi vida me ha llevado a dar como cierta esta aseveración de Maquiavelo. En Colombia rara vez tiene éxito político una persona especialmente recta, especialmente comprometida con unos principios éticos.

La idea esbozada por el pionero de la ciencia política moderna era tan sencilla como contundente: todo se vale para conquistar y retener el poder. El príncipe no debe preocuparse por ser querido, debe consagrarse a ser temido. Debe estar dispuesto a todo para sofocar las rebeliones y para mantener las riendas del gobierno.

La primera de las reglas de esta actitud es, desde luego, atender más a las conveniencias que a las convicciones. Saber en qué dirección se mueve la ola para montarse en ella. Actuar con severidad frente a los débiles y transar con los poderosos. No decir lo que se piensa, sino lo que la gente quiere oír. Mentir, pero mentir sin rubor, cuando sea necesario y conveniente. En ese juego vale más la astucia que la inteligencia, más la habilidad que los valores.

Para darle una aureola de misterio y de grandeza a esta manera de hacer política se han inventado una fórmula: las razones de Estado. La conveniencia pública. Tras esa máscara se esconde todo.

No es, claro está, un mal nacional. La política mundial es así. En todos los países impera en líneas generales esta conducta y hay lugares donde la política es mucho más inmoral que en Colombia. La corrupción se ha desbordado hasta reducir la vida pública a cenizas.

Pero aquí se ha ido generando un ambiente bastante crudo, bastante oscuro. Aquí, en los últimos tiempos, se han ido consagrando conductas que de no encontrar freno terminarán por hacer trizas la institucionalidad.

Hablo de la estratagema que ponen en práctica los políticos cuando se les acusa de algo indebido, cuando se les pilla en un acto de corrupción. La reacción inmediata es decir que se trata simple y llanamente de persecución política, de algún complot de la oposición. De ahí pasan a la segunda fase: escarban hasta que encuentran o se inventan un acto igual o más deshonroso de la persona que ha hecho la crítica.

Pocas veces se ve a un funcionario tratando de explicar su conducta si es que se considera inocente o arrepintiéndose y renunciando si es que se siente culpable. Nunca en todo caso se ve a un político retirándose voluntariamente de la vida pública o acudiendo al suicidio para dar testimonio de su vergüenza como ocurre en otras latitudes.

Hablo igualmente de la complacencia que se ha generado en la opinión frente al ventajismo y la corrupción. Ahora recibo muchos correos electrónicos de personas que discrepan de mis críticas de tipo ético o denuncias hacia algún funcionario.

Me dicen que eso puede ser verdad, pero a ellos lo único que les importa es que profesen la doctrina de la seguridad democrática. Que se pasen de vivos, que roben, que violen los derechos humanos, que vulneren derechos esenciales de los demás, no importa, con tal de que mantengan en alto la bandera de la lucha contra la guerrilla. También cuando hago críticas de índole ética a los líderes de la izquierda sus partidarios saltan a decir que lo importante son sus ideas políticas.

Por eso estoy convencido de que en este momento un nuevo liderazgo político para el país debe tener un alto contenido ético. Alguien que ponga un dique de contención a la inmoralidad rampante en que nos estamos hundiendo.

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Te puede interesar

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD