La primera vez que dijo "tranquilo señor", le tiraron el teléfono. "¿Qué pasó aquí?", se preguntó en aquella ocasión mientras volvía a marcar.
Juan Esteban Cardona Carmona, de 23 años y cejeño de corazón, se estrenaba en su primera llamada a México. "Yo no sabía que allá la palabra tranquilo significa como bobo o despistado", cuenta hoy entre risas mientras se suelta una diadema que domina su cabeza y deja de mirar la pantalla del computador donde reposan cientos de números telefónicos.
Aquella llamada ocurrió hace tres años. Juan Esteban apenas sí podía decidirse a estar entre las labores normales en algunos de los cultivos de flores que pululan en las montañas de La Ceja del Tambo, en el Oriente antioqueño, o la peculiar idea de sentarse todo el día a hablarle a extraños.
Y se decidió por lo segundo. Junto a otros 300 jóvenes le apostaron a trabajar en un 'call center' que recién se estrenaba en la fría población. "Y nuestro primer cliente fue un banco de México. Nosotros nos encargábamos de hacer telemercadeo de sus tarjetas de crédito", recuerda Juan Eeteban.
Sin embargo, el sueño acabó pronto. Y cuando los dueños dijeron no más, la única solución para años sin pago fue dejarles a Juan Esteban y sus compañeros, el negocio.
Nelson Arley Otálvaro Román, de 30 años y quien había pasado las duras y las maduras en un cultivo de flores, fue el que tomó el mando. No sabía ni jota de administrar un negocio ni mucho menos de buscar clientes. Pero se la jugó. Al cabo de un año, exactamente en enero de 2009, ese otro sueño también murió. Y fue allí cuando en medio de la frustración nació el que hoy es la esperanza de empleo y de vida para La Ceja: Andes BPO Business Process utsourcing, o tercerización de procesos.
"Estábamos sin pago y a punto de volver a los cultivos o a ser desempleados. Y ahora mírenos, somos empresa", dice con orgullo Nelson quien pasó de ser cultivador de flores a ser uno de los siete socios de esta naciente empresa.
Una apuesta rentable
El artífice del repunte de la esperanza de empleo en esta localidad fue Juan Alberto Ortiz, el ahora gerente.
Apoyado en sus 12 años de experiencia en el negocio de la tercerización de procesos, logró que la Alcaldía local volviera a creer en este negocio y les facilitó la misma bodega, a dos cuadras del parque principal, donde quedaron todos los equipos del viejo 'call center'.
Allí, inició la nueva empresa a la que sus socios bautizaron Andes BPO en honor a la cadena montañosa.
El negocio saltó a la luz luego de una reunión entre Juan Alberto y los empleados del antiguo 'call center'. El pago de deudas atrasadas y la confianza en la naciente industria hicieron que despegara un nuevo sueño.
"Empezamos a formalizar todo el proceso y a arrancar desde cero. En noviembre del año pasado nos establecimos como sociedad y el primero de diciembre iniciamos labores", explica Zulma Rey Mendoza, directora Comercial de la empresa.
Por eso, compañeros de Juan Esteban y Nelson, que se habían devuelto a los cultivos de flores o a afrontar el duro desempleo ante el cierre del primer 'call center', retornaron con todas las ganas de progresar.
Cristina Gaviria Acevedo, de 27 años y quien vive por su hija de 3 años y medio llamada Michelle Yepes Gaviria, fue una de ellas. "No es tan duro como el campo. Acá, gracias a las capacitaciones, uno aprende a hablar bien, a pronunciarse claro con el que está al otro lado de la línea y a venderle lo que el cliente necesita", explica.
Este negocio, precisamente, es que el hoy parece darle un nuevo aire al desempleo que ya se siente con fuerza en las poblaciones del Oriente antioqueño por cuenta de la revaluación del dólar y la caída en las ventas de los cultivos de flores, el principal ingreso de la región.
Por eso, no es extraño que en las estrechas calles de la población, muchos esperen con ansias que explote algún nuevo negocio del 'call center' para hablarle a extraños y venderles lo que necesita el cliente de turno.
Hoy, unos 600 jóvenes certificados por el Sena para trabajar en cualquier 'call center', están a la espera.
Mientras tanto, los 20 ex cultivadores de flores que trabajan hoy en Andes BPO, se la pasan buscando recuperación de cartera de una reconocida cooperativa financiera, recibiendo clasificados para un medio impreso u ofreciendo los créditos y beneficios de una entidad crediticia. "Tenemos otras 60 propuestas con distintos clientes nacionales. Y ya tenemos contactos para tener negocios con empresas de Estados Unidos y Costa Rica", explica Nelson Arley.
Ahora, los socios de Andes BPO esperan concretar los nuevos negocios para ampliar el número de empleados a 400 en unos dos años. Por lo pronto, el objetivo a corto plazo es duplicar el número de cejeños vinculados a la empresa y buscar posibles alianzas con compañías similares de BPO que ya mostraron su interés en llegar no solo a La Ceja, sino a otras poblaciones del Oriente antioqueño, a apropiarse del lenguaje de los ex cultivadores de flores.
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