Goles son amores y el de James Rodríguez estableció un idilio con un país que ya sueña con el Mundial de Brasil. Y que goza.
La emoción que produjo su remate de pierna izquierda y, que después de 16 años enrutó a Colombia a la máxima cita del deporte rey, convierte esa anotación en una de las más importantes de su carrera.
Antes del partido James llegaba con un presente incierto pues no había sido titular en el último encuentro con el Mónaco y además las buenas actuaciones de Juan Fernando Quintero con el Porto y en los entrenamientos pusieron a muchos a pensar que el juvenil estaría por encima del diez nacional.
Al final, el técnico José Pekerman demostró su confianza en James y la mejor forma en que el volante se la retribuyó fue con el gol con el que la Selección venció a los ecuatorianos y fue el encargado de devolverles la alegría a millones de colombianos.
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