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El Gobierno y las Farc llegaron al Caguán sin agenda

Hoy hace diez años fracasó la paz con las Farc. Dos de los negociadores del Gobierno revelan detalles del proceso, hasta ahora desconocidos.

  • El Gobierno y las Farc llegaron al Caguán sin agenda | Fabio Valencia Cossio, comisionado por el gobierno de Andrés Pastrana para adelantar negociaciones con las Farc. FOTO ARCHIVO
    El Gobierno y las Farc llegaron al Caguán sin agenda | Fabio Valencia Cossio, comisionado por el gobierno de Andrés Pastrana para adelantar negociaciones con las Farc. FOTO ARCHIVO
20 de febrero de 2012
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Para Fabio Valencia Cossio, quien representó al gobierno de Andrés Pastrana en la mesa de negociación del Caguán, las Farc fueron arrogantes, pues se creían ganadoras; su plan era escalar socialmente, dilatar y dilatar para ganar más terreno, pero su miopía las llevó a perder una oportunidad histórica.

Según Valencia Cossio, al final todo jugó en contra de las Farc que terminaron desenmascaradas ante el mundo por su accionar como narcotraficantes y terroristas. El gobierno Pastrana logró, además, reestructurar las Fuerzas Militares, mejorarles su capacidad de combate y devolverles la moral.

Hoy, con la tranquilidad que da el tiempo, ¿cómo ve esa experiencia?
"El proceso empezó muy cojo. Primero, porque fue un grave error no haber reglamentado previamente la zona de distensión. Eso se prestó para que la guerrilla planteara exigencias que, a la postre, fueron muy graves como el retiro de las autoridades civiles y militares que ejercían el poder en la zona. Luego ellos (Farc) instalaron una oficina de atención de quejas y reclamos, a través de la cual empezaron a ejercer una justicia propia y asumieron la zona de distensión como si fuera un territorio aparte, independiente".

¿Cómo fueron los primeros encuentros?
"Cuando llegamos a la mesa ellos se creían triunfadores. Fueron arrogantes y muy agresivos. Las primeras reuniones fueron insultantes, duras, de agravios. Pero además hubo una gran improvisación, tanto del Gobierno como de la guerrilla, en relación con los temas y con la agenda".

¿Comenzaron un proceso de paz que involucraba la suerte de un país, sin temario y sin agenda?
"Sí. Ni el Gobierno ni la guerrilla teníamos nada. Los negociadores no recibimos una orientación clara del Gobierno al respecto, lo cual fue otro error. El presidente se limitó a dar instrucciones a través de los comisionados. Pero los representantes en la mesa del Gobierno y del Estado no tuvimos una comunicación fluida con el presidente Pastrana".

¿Cómo llegaron a la agenda?
"Por nuestra propia iniciativa definimos 100 puntos que luego concretamos en 12 grandes temas, que fueron los que, finalmente, constituyeron la agenda de negociación. Tuvimos muchas sorpresas. Creíamos, por ejemplo, que para la guerrilla era muy importante el tema de la Reforma Agraria, pero ellos ya habían desistido de ese tema, entre otras cosas porque ya estaban entre los más grandes terratenientes de Colombia. (...) Planteaban más tema social urbano. Lo que querían era tomar un posicionamiento político. Y empezaron a dilatar y dilatar un proceso que desde esos días parecía interminable".

¿Pastrana no tuvo nada que ver con la definición de la agenda?
"La urgencia de tener una agenda hizo que nos ideáramos con Víctor G y el grupo negociador la propuesta de 100 puntos que creo que ni siquiera fue consultada con el Presidente Pastrana. Tuvimos que crear el hecho. Esos 100 puntos salieron y de ahí ya la guerrilla tuvo que dar el paso de comenzar a formular cosas y desde el inicio su estrategia fue dilatar y ganar tiempo para fortalecerse".

¿Qué rescata del proceso?
"Así la guerrilla, de alguna manera, se estuviera fortaleciendo, el Estado también tuvo más tiempo para reestructurar las Fuerzas Militares, dotarlas con armamento más sofisticado y darle moral en el combate. El Presidente Pastrana, muy hábilmente, a medida que eso se fue prolongando, le dio un gran impulso al Plan Colombia y un gran fortalecimiento de las Fuerzas Militares. La guerrilla, además, cometió el error de engolosinarse con la publicidad y lo que la llevó a mostrarse tal como era ante la comunidad nacional e internacional. Todo lo que se creía del guerrillero que luchaba por los intereses de la comunidad y por reivindicar socialmente al pueblo colombiano se vino abajo. El mundo comprendió que era una guerrilla muy contaminada por el narcotráfico. Que habían perdido los valores si alguna vez los tuvieron (...) además, una guerrilla terrorista como finalmente fue declarada por Estados Unidos y la comunidad internacional. Otro elemento a destacar fue el ascenso vertiginoso de una política como la que planteó el presidente Uribe, que era que a esta gente había que darle duro, hay que golpearlos primero, hay que romperles su estructura política y militar. Y es, finalmente, lo que ahora estamos viendo. La seguridad democrática logró minar esa guerrilla soberbia y el Estado volvió a tener la supremacía política y militar sobre ellos".

¿Alguna vez creyó que el proceso podría salvarse?
"Lo único más cercano que vi, de que hubiera una real posibilidad de hacer un acuerdo, fue después del viaje a Europa, donde a la guerrilla le fue muy mal con la izquierda europea, los parlamentarios europeos y la Cruz Roja. Cuando recibieron toda esa crítica pensaron, por primera vez, en la posibilidad de un cese el fuego que resolvería uno de los problemas estructurales de la negociación. Pero eso se frustró con el secuestro del avión porque ahí demostraron, una vez más, la falta de un interés político al negarse a entregar al secuestrador del avión y lo protegieron en la zona de distensión.

¿Por qué fracasó el proceso?
"Porque la guerrilla fue muy obtusa. Perdió una gran oportunidad y, obviamente, el país reaccionó en contra del aprovechamiento y el mal uso que hicieron de la zona de distensión que convirtieron en una retaguardia de sus comandos que hacían terrorismo en el país. Y la convirtieron también en guarida para mantener secuestrados, carros y ganado robado en el país. Empezaron a construir carreteras. Mostraron la intención de quedarse con la zona".



Por Jorge Iván Posada
En tres años, cuatro meses y un día que duró la zona de distensión y los diálogos de paz con las Farc, solo el Gobierno se sentó hablar con el grupo guerrillero durante nueve meses. El resto de tiempo se perdió porque las Farc "congelaron" en cuatro oportunidades las conversaciones con el presidente Andrés Pastrana.

Juan Gabriel Uribe , director del periódico El Nuevo Siglo , fue el asesor de paz durante ese periodo. En entrevista con este diario aseguró que las Farc no han cambiado sus propósitos políticos, cuando se conmemoran 10 años del fallido proceso.

¿Qué tan cierto es que Pastrana y sus consejeros no llegaron con una agenda clara para discutir con las Farc?
"La estrtegia tenía un elemento fundamental que era la bilateralidad. Se pensaba que la paz debía llevarse a su máxima expresión. De manera que el comandante supremo de las Fuerzas Armas, que era el presidente Pastrana, y el jefe de las Farc fueran los únicos que podían llegar a acuerdos. Creo que, evidentemente, las Farc perdieron una oportunidad gigantesca en haberse presentado para hablar desde ese punto de vista bilateral".

Ya pasaron 10 años del rompimiento del proceso ¿ahora cómo ve a esa guerrilla?
"Las veo bastante iguales en sus propósitos. Me parece que lo que hicieron durante el gobierno del presidente Uribe, de mantenerse en su posición del acuerdo humanitario, les dio un protagonismo infame durante ocho años. Desde el punto de vista militar las Farc han perdido el 50 por ciento de sus hombres, pero desde el punto de vista de los propósitos políticos no veo que hayan cambiado mucho".

Como consejero presidencial ¿qué críticas le hizo al proceso?
"Pues era que la agenda en sí misma no debía de ser un elemento concertado. Así lo hicieron Fabio Valencia Cossio, Nicanor Restrepo Santamaría y María Ema Mejía, quienes fueron los negociadores de la agenda. Pensaba que era más práctico el sistema que se adoptó en los diálogos de Gaviria, en los que las Farc enviaron 10 puntos al presidente del Congreso y de esos 10 el Estado dijo que estaba en la capacidad de negociar en cuatro o cinco puntos".

¿Contemplaron la idea de que a las Farc no les interesaba una negociación sino que la estaban utilizando para ganar tiempo y dar "el salto final"?
"Al país se le olvida de dónde venían las Farc. En la crisis de Samper lo que hicieron fue contestarle militarmente al país mientras el Estado entraba en una crisis sin precedentes. Lo que hicieron fue fortalecerse militarmente hasta el punto de que intentaron pasar de la guerra de guerrillas a la guerra de territorialidad y de movimientos. Al país no se le puede olvidar lo que había pasado en Las Delicias, en Mitú cuando la guerrilla empezó atacar bases militares. Cuando nosotros nos sentamos, tampoco puede olvidar el país que la guerrilla tenía 600 soldados y policías secuestrados en la selva. Era una situación bien precaria por lo que venía presentándose en todo el territorio".

¿Por qué nunca le exigieron a las Farc el cese de hostilidades antes de empezar los diálogos?
"Porque nosotros nos sentamos a la mesa y nunca la comisión negociadora iba a tramitar un cese de fuego donde ellos pudieran sacar ventaja militar. Por lo tanto, nos demoramos un buen trecho en la habitual firma de cese de hostilidades. El país no estaba al tanto pero nosotros sí estábamos adentro pendientes del tema".

¿De quién fue la idea de cederle 42.000 kilómetros a las Farc?
"Las zonas de distensión venían de las conversaciones de paz de Tlaxcala del gobierno de Gaviria. Allí el diálogo consistía en que los frentes de las Farc tenían que situarse en unos municipios y a la redonda debían tener un colchón de seguridad, donde no hubiera Ejército ni Policía. En esa ocasión, se les dijo a las Farc que ubicaran a sus frentes en esas zonas porque se necesitaba el cese al fuego. Esas zonas de distensión después fueron legalizadas por el Ministro de Defensa del presidente Samper, que era Gilberto Echeverri. Él pasó una ley en el Congreso, que autorizaban la creación de esta figura y así fue que se llegó a una zona de distensión en el Caguán porque se pensaba que al final todos los contingentes de las Farc tenían que reunirse ahí. Se buscaba no repetir lo que había pasado con otras desmovilizaciones guerrilleras que generaron muchos sitios de concentración. Por eso el tamaño del tema".

¿En tres años y cuatro meses, cuánto tiempo en realidad se conversó con las Farc?
"Si uno habla bien de ese proceso descubrirá que en los 3 años y 4 meses, se discutió realmente durante nueve meses. Del resto fueron suspensiones y complicaciones".

No ha parado el linchamiento público para Pastrana y sus asesores, ¿cree que es el momento de pasar la página del Caguán?
"El tema del Caguán generó un punto de inflexión indudable en el país. Se fortalecieron las Fuerzas Armadas y fue la posibilidad para mostrarle de que se había tenido toda la voluntad para lograr la paz pero que las Farc no habían contestado. Entiendo que esos procesos no sean fáciles de digerir".

¿Después de esto aceptaría ser parte de una comisión de paz para dialogar con las Farc?
"El presidente Juan Manuel Santos ha dicho que la llave de la paz está única y exclusivamente en su bolsillo. Es lo que se puede decir sobre esa inquietud"

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