La investigación fue bautizada operación Ángeles, aunque en realidad hablemos de demonios.
La pacífica sociedad uruguaya está espeluznada desde que se descubrió que dos enfermeros asesinaron, al menos, a quince pacientes en dos hospitales de Montevideo.
Pero las víctimas podrían ser más. El horror trascendió hace una semana, cuando un juez procesó y envió a prisión preventiva por "homicidio especialmente agravado" a Ariel Acevedo , de 46 años, y Marcelo Pereira, de 39.
El primero era enfermero de la clínica privada de la Asociación Española de Socorros Mutuos.
El segundo compaginaba su trabajo en ese centro y en el hospital público Maciel.
Ambos se conocían, pero cada uno mataba por su cuenta. No obstante, se especula que el uno sabía de las acciones del otro y que pudieron establecer una perversa competencia.
Acevedo inyectaba aire en las venas de los enfermos, mientras que Pereira les suministraba potentes dosis de sedantes o drogas.
Los dos trabajaban en las unidades de cuidados intensivos, dicen que iniciaron sus acciones homicidas unos dos años atrás y alegan razones humanitarias para evitar el dolor a pacientes supuestamente terminales.
"Eran pacientes que estaban sufriendo", dice Pereira en su declaración judicial. "Eso es horrible, por eso les di morfina", añade, aunque se exculpa: "No fue con el fin de matar a nadie". "Llega un momento en que no se puede tolerar tanto sufrimiento", declara, por su parte, Acevedo.
"Yo llegué al límite y tomé la decisión de hacer que la gente dejara de sufrir", continúa. "Mi intención no era parar la vida, sino permitir descansar", alega el humanitario enfermero.
Sin embargo, el juez Rolando Vomero no les cree y tiene sobradas evidencias para llegar a esa conclusión.
"Una prueba incorporada al proceso judicial permite sin esfuerzo deducir la intención de matar", indica el magistrado en el auto de procesamiento. "No existe ninguna prueba que dé cuenta de las continuas súplicas de las víctimas", continúa Vomero, que concluye que "no se puede considerar que estemos ante homicidios piadosos". El juez no tiene dudas porque en muchos casos no se trataba de pacientes terminales.
Como Santa Gladys Lemos , una mujer diabética de 74 años, que fue la última en morir. Lemos ingresó en el hospital Maciel el pasado 1 de marzo, y el 12 le dieron de alta, pero mientras se preparaba para irse sufrió un paro cardiaco.
Pereira le había inyectado morfina "con el fin de sedarla, no de matarla", asegura el enfermero, que se ha autoinculpado de cinco muertes. Acevedo reconoce que aplicó su particular solución final a diez pacientes. Una tercera enfermera, Andrea Acost a, también ingresó en prisión como cómplice.
"Sabía que le habían suministrado una sustancia a un paciente, participó de su reanimación y no le dijo nada al médico", indica el juez.
La paranoia ciudadana causada por la noticia ha llevado a la desconfianza en el sistema sanitario y ha abierto una crisis política.
Además, los uruguayos se preguntan si la muerte de Lemos podía haberse evitado, teniendo en cuenta que la operación Ángeles llevaba tres meses en marcha. Aunque Acevedo y Pereira sólo han confesado quince homicidios, la policía cree que, en los últimos años, por las manos de los enfermeros pasaron entre 60 y 200 pacientes que después fallecieron, lo que podría provocar exhumaciones masivas.
Una organización llamada Salud para Todos dice tener unas 200 denuncias de muertes de pacientes en hospitales de todo el país -no sólo donde trabajaban los enfermeros criminales-, cuyos familiares las consideran dudosas. La sanidad pública está bajo la lupa. La semana pasada, el ministro de Salud reconoció en el Parlamento que no supo de la investigación hasta que se produjeron las detenciones.
El presidente uruguayo, José Mujica , dijo que "el personal de la salud tiene que afinar la conducta y el trato con la gente", y tachó de "disparate" los turnos de doce horas que se hacen en las unidades de cuidados intensivos.
El propio Mujica cree que los uruguayos están en estado de "shock" n
* Robert Mur, documentalista y periodista de La Vanguardia de España.
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