De aquellos días de guerra en las calles de su barrio, Joaquín ya no carga ni con los recuerdos. Los cambió por retazos de poemas recitados de memoria y aprendidas en libros prestados, mientras con pala en mano arregla jardines, halla tesoros en las basuras, crea figuras de animales para llenarlas de luces, y enseña a cuidar la naturaleza en El Cerro de los Valores, en la comuna 8 de Medellín.
Es una colina silenciosa que se traga el fragor de la ciudad en el calor del medio día. Se llega por un camino diminuto donde solo cabe un carro —el que sube o el que baja—. Las orillas están sembradas de "guardabosques" y flores, y adentro la espesa vegetación de los mangos y los guayabos deja filtrar pocos rayos de sol.
—Es un oasis de paz—, dice Joaquín, manos entierradas y sudoroso. Hace 10 años dejó las filas paramilitares y hoy solo habla de reconciliación. "Acá trabajamos con las uñas quebradas para cambiar este espacio que fue trinchera por un sitio sin fronteras, donde todos son bienvenidos, donde solo se siembren semillas de paz y no de guerra", explica Joaquín.
Otros siguieron el camino
En ese remanso encumbrado, 12 personas siguieron los pasos de "Juaco". Dejaron las armas y le apostaron, como dicen ellos, a la legalidad. Se cansaron de noches largas, de esquinas, de motos veloces, de la plata fácil, de las balas. Esas manos que empuñaron fusiles hoy aprietan machetes para rozar la maleza, enseñan a reciclar a los del barrio, hacen compostaje, tienen empresa.
Luis es uno de ellos. Hace parte de las 30.404 personas atendidas en Colombia por la Agencia Colombiana para la Reintegración, ACR. Además, es uno de los 4.933 desmovilizados que hicieron parte de los proyectos para la formación en el empleo en el país.
Luis dejó las filas paramilitares y hoy trabaja con la Corporación Campo Santo. A las 4:00 p.m., cuando termina su jornada, se va a la universidad. Su sueño: ser ingeniero civil.
"Tengo otras expectativas de vida. Quiero salir adelante por mí y por mi familia", dice Luis, palustre en mano, sombrero ancho y figura delgada.
Han tenido algún apoyo
El Cerro de los Valores cuenta con el apoyo y la asesoría de la ACR. Juan Vélez, coordinador de la entidad en Antioquia, precisa que la ayuda a este proyecto fue brindada con capital semilla y asesoría empresarial.
Sin embargo, dice Joaquín, falta apoyo para hacer más proyectos y vincular más personas que le apuesten a la paz y la reconciliación. Con esta ayuda económica abrirían las puertas a todos esos jóvenes que llevan las madres al Cerro de los Valores para hacer de su vida un camino distinto.
"La lucha del hombre contra el poder, es igual a la lucha de la memoria contra el olvido", recita Joaquín, y se funde entre las plantas y el compostaje. Ahí esta Danger, un perro, negro de cabeza grande. Desconoce su raza, pero día a día lo acompaña a encauzar vidas en el Cerro de los Valores.
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