Algunas cuentas en redes sociales, que con tanto entusiasmo promovieron las campañas políticas, se apagaron tan pronto se cerraron los puestos de votación.
Muchos candidatos comprendieron la importancia de usar Twitter y Facebook para acercarse a sus electores. Sin embargo, olvidaron que la comunicación no termina con el conteo de los votos.
"Estas elecciones confirmaron el mismo fenómeno de otras contiendas políticas en las que quedaron "cadáveres" virtuales. Esto hace sentir al ciudadano que fue usado y que solo es importante con fines proselitistas", explica el promotor digital Víctor Solano.
Este fenómeno, que es más común en Twitter que en Facebook donde los partidos se mantienen actualizados, ya comienza a verse con cuentas de campaña que están "muertas" desde el 9 de marzo.
"Además de los tuiteros recurrentes, vemos dos tipos de candidatos: los que agradecen a sus electores y los que denuncian fraude. Los demás están mudos. La conversación debería continuar a pesar de los resultados", afirmó Solano.
Este "cementerio" de cuentas no es nuevo. Restos de las pasadas elecciones presidenciales, perfiles antiguos y cuentas aisladas siguen confundiendo a los usuarios.
Un partido, muchas cuentas
En los perfiles de partidos y campañas se debe, principalmente, a la falta de centralización de la información de contraseñas. "Muchas veces termina el proceso, el colaborador se va y las claves se pierden. Falta orden y estrategia en los movimientos políticos".
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