No es cuestión de fe, como en asuntos religiosos: la energía negra es real y está halando el universo en todas las direcciones a velocidades crecientes.
Uno de los asuntos más analizados y apasionantes de la Cosmología y la Astrofísica, la pregunta hacia dónde vamos y cuál será nuestro destino, acaba de ser respondida en parte gracias a un satélite de la Nasa y el telescopio anglo-australiano en Siding Spring Mountain en Australia.
La energía negra no sólo es real sino que se puede medir, aunque no se ve. Es la responsable de que todo en el universo se esté alejando. Mientras la materia bariónica, la que conocemos y de la que estamos hechos, responde por el 4 por ciento del universo observado, otra entidad, la materia oscura o negra contribuye con el 22 por ciento del universo y la energía negra con el 74 por ciento restante.
El estudio durante 5 años de 200.000 galaxias de acá a hace 7.000 millones en el tiempo cósmico (la mitad de la edad del universo) condujo a una de las mejores confirmaciones independientes de que esa energía está conduciendo el universo.
El hallazgo ofrece apoyo nuevo a la teoría preferida de cómo la energía negra funciona -como una fuerza constante, que afecta uniformemente el universo y provocando su expansión. Contradice además una teoría alternativa, en la que la gravedad y no la energía negra es la fuerza que nos está halando. De acuerdo con esta teoría alternativa, con la que no concuerdan los nuevos hallazgos, el concepto de gravedad de Albert Einstein es erróneo, y la gravedad se hace repulsiva en vez de atrayente cuando se trata de grandes distancias.
“La acción de la energía oscura es como si usted lanzara un balón hacia arriba al aire y este se mantuviera acelerando hacia arriba cada vez más rápido”, explicó Chris Blake, de Swinburne University of Technology en Melbourne.
Blake es cabeza de los dos reportes que describen los resultados en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. “Los resultados nos dicen que la energía oscura es una constante cosmológica, como propuso Einstein. Si la gravedad fuera la responsable, entonces no estaríamos viendo los efectos constantes de la energía negra a través del tiempo”.
La idea de la energía negra fue propuesta la década pasada, basada en estudios de distantes explosiones estelares o supernovas, que emiten una luz constante, medible, por lo que se denominan “candelabros estándar” que permiten calcular su distancia a la Tierra. Las observaciones revelaron que la energía negra estaba catapultando los objetos a velocidades crecientes.
“El satélite Galaxy Evolution Explorer ayudó a identificar las galaxias jóvenes y brillantes, ideal apra esta clase de estudios”, dijo Christopher Martin, investigador principal de esa misión.
El equipo obtuvo información detallada sobre la luz de cada galaxia con el telescopio anglo-australiano y estudió el patrón de distancia entre ellas. Las ondas de sonido de los comienzos del universo dejaron patrones en las galaxias, que hace que pares de ellas estén separadas por unos 500 millones de años luz.
Esa regla estándar fue usada por los científicos para determinar la distancia de pares de galaxias a la Tierra. Como con los estudios de supernovas, los datos de las distancias se combinaron con información sobre las velocidades a las que los pares se están moviendo aparte de nosotros, revelando de nuevo que la fábrica del espacio se está estirando cada vez más rápido.
Hace dos décadas o menos se creía que la velocidad de expansión del universo se estaba reduciendo. Fue cuando se observó que en verdad estaba creciendo. El nuevo estudio consolida la existencia de la energía negra.