El Vicepresidente Francisco Santos dijo hace unas semanas que con las agresiones, provocaciones y amenazas de Hugo Chávez contra Colombia "uno tiene que morderse la lengua" para no responderle a quien busca una excusa para vender la idea de que él es víctima de un complot liderado por Estados Unidos desde nuestro país.
En esa intención burda y obsesiva, con rasgos de una personalidad esquizofrénica, Chávez ha utilizado todo tipo de artimañas y alianzas hasta con el diablo para tratar de romper lo que más daño y rabia le produce: el silencio del Gobierno colombiano y la diplomacia que el Presidente Álvaro Uribe está usando para dejar desnudas las mezquinas intenciones chavistas.
Como ni en su propio país le creen que hay un plan de guerra contra Venezuela y hasta los que decían ser sus más leales aliados (Ecuador, Bolivia y Nicaragua) ya comenzaron a cansarse de las diatribas del golpista Coronel y decidieron dedicar más tiempo a resolver sus propios problemas, que es lo que debería hacer el propio Chávez, este último pretende llevar a la ONU una denuncia contra Colombia, a la que califica de "amenaza internacional".
La desfachatez del vecino mandatario no es nueva y alcanza para todo. Así como lo dijimos en estas mismas páginas cuando la Guardia Nacional dinamitó dos puentes en Ragonvalia, Norte de Santander, "Chávez, el vuela puentes, ¿qué sigue?", sólo podemos esperar de él más insultos y descalificaciones contra el Gobierno y contra el Presidente Uribe, las que les duelen a los colombianos de buena voluntad. Chávez está que se muerde el codo y sigue siendo un tipo complejo, pero no cándido.
Tampoco somos cándidos nosotros y mucho menos lo puede ser la comunidad internacional, así el personaje de marras siga haciendo una diplomacia paralela, estilo Farc, con algunos países de América Latina, Europa y Asia, más por intereses económicos que por convicción nacionalista.
Lo que hace rato busca el mandatario venezolano es un pronunciamiento contra Colombia por el acuerdo de cooperación de asistencia y seguridad que firmó nuestro país con Estados Unidos y así tener argumentos para armarse hasta los dientes y poder contratar millonarias inversiones con países como Irán y Rusia, que son los que se están lucrando con los recursos del petróleo venezolano.
Todos los tiros le han salido al Coronel por la culata. Ni en Unasur, que él quiere manejar como marioneta, ni en la OEA, que pide acabar por ineficiente, y menos en la ONU, donde Estados Unidos tiene un peso específico, Chávez ha conseguido desmontar los sólidos argumentos de Colombia en relación con la necesidad de fortalecer y aumentar los acuerdos de cooperación internacional contra el narcotráfico y el terrorismo.
Colombia no puede quedarse quieta y debe seguir en su tónica y prudencia diplomáticas, pues habrá que esperar más arremetidas del mal vecino. La ONU debe saberlo: aceptar una demanda de Venezuela contra Colombia es como aceptar que las Farc son un grupo guerrillero y beligerante y no una organización terrorista. ¡Ni más faltaba!
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6