Muchas fueron las frases para calificar el operativo que trajo a la libertad a Íngrid Betancourt, tres ciudadanos estadounidenses y once soldados y policías, desde lo profundo de las selvas del sur del país.
El Ministro Juan Manuel Santos escogió tres palabras: "rescate de película"; emocionado, como casi nunca se le ve, el general Freddy Padilla de León, apuntó: "una operación sin antecedentes en el mundo"; Mario Montoya, el comandante del Ejército, prefirió ser más categórico: "jaque mate a las Farc".
Íngrid Betancourt a quien todos querían abrazar y besar, dijo en español y en francés que la operación había sido "perfecta", pero prefirió calificarla como "un milagro de Dios".
La operación Jaque, como fue denominada por las Fuerzas Militares colombianas, culminó a las 5:10 de la tarde cuando uno de los aviones presidenciales aterrizó en Bogotá con doce de los quince rescatados sanos y salvos.
Doce horas atrás, en las selvas de Colombia, Íngrid Betancourt estaba a la espera, junto a otros 14 secuestrados, de las indicaciones del comandante "Asprilla", quien le dijo que se irían al lugar donde estaba uno de los máximos comandantes de la guerrilla. "¿Alfonso Cano, o el Mono Jojoy?", preguntó Íngrid. Asprilla desconocía la información.
Atravesaron un río, cada uno de los secuestrados tenía al lado un guerrillero como custodia. La guerrillera que guiaba a Íngrid fue "muy tosca, como siempre", contó ella misma.
Horas después, según el relato emocionado de Íngrid, el ruido de las hélices y los motores de los helicópteros alteró la tranquilidad. El mismo ruido que muchas veces había obligado a los secuestrados a correr y buscar refugio. Por miedo a un bombardeo.
Los helicópteros eran blancos con rojo, lo que le generó a Íngrid, y seguro al resto de sus compañeros rescatados, una sensación difícil de describir.
Pensó que se trataba de la misión humanitaria que adelantaban emisarios de Suiza y Francia, por lo menos para revisar su estado de salud. Íngrid le pidió a Dios que al menos uno de todos ellos encontrara la libertad.
Del helicóptero descendieron varios hombres. "Estaban vestidos con ropa de las Farc y hablaban igual que ellos", recordó Íngrid. Hablaron a un costado con los comandantes "César" y "Enrique". "Son de los mismos, esta no es ninguna comisión humanitaria". Se notaba además en detalles como insignias del ‘Che’ Guevara que portaban las camisetas de los recién llegados.
La decepción fue mayor cuando, después de subir al helicóptero, fueron atados de pies y manos. Serían trasladados a otro campamento.
Íngrid no se dio cuenta, pero cuando el helicóptero ya estaba en el aire hubo un fuerte golpe, volteó su mirada y encontró al comandante ‘César’ tirado en el piso, sin ropa y con los ojos vendados.
El hombre que dirigía la operación, uno de los de camiseta del "Che" Guevara, gritó "somos el Ejército Nacional, están en libertad". El helicóptero parecía caerse, por los gritos y saltos de los rescatados.
En la operación Jaque, no hubo disparos, y sólo dos capturados "César" y "Enrique". En el traslado de los secuestrados, las Farc habían movilizado a 58 de los hombres de la cuadrilla primera, ninguno fue detenido. "Se les respetó la vida, a pesar de estar en inferioridad", dijo Juan Manuel Santos, con el propósito que las Farc "en un gesto de reciprocidad, liberen al resto de los secuestrados".
Inteligencia
El Presidente Álvaro Uribe tenía pleno conocimiento de la operación, incluso un día atrás, desde el martes en la noche, cuando se reunió en Cartagena con el candidato republicano John MacCain, a quien le reveló el operativo. MacCain, en rueda de prensa, le agradeció a Uribe "por las gestiones para liberar a los tres estadounidenses".
La operación Jaque tuvo varias claves pero una de ellas fue determinante: la infiltración a la cuadrilla primera de las Farc y al secretariado, según lo explicó el general Mario Montoya.
En esa labor de infiltración, el Ejército supo de las intenciones que tenía la guerrilla de enviar a todos los secuestrados a un lugar del sur del país donde se encontraba "Alfonso Cano", máximo jefe de las Farc tras la muerte de ‘Tirofijo’ y el bombardeo a "Raúl Reyes".
El traslado sería en un helicóptero de una ONG internacional. Pero los guerrilleros nunca se imaginaron que la aeronave y la tripulación eran del Ejército.
La infiltración del ejército a las Farc empezó hace trece meses, gracias a un hecho que hoy aparece como fundamental: la fuga del subintendente de la Policía John Frank Pinchao, quien aún con sus cadenas, fue presentado en libertad por el propio Presidente Álvaro Uribe.
La fuga de Pinchao
Ese 16 de mayo de 2007, cuando el país reconocía el arrojo del policía que duró más de ocho años como rehén en las selvas del sur del país, las Farc desconocían que el regreso de Pinchao a la libertad supondría uno de los mayores golpes militares en su contra: el rescate de Íngrid Betancourt.
La fuga de Pinchao, según lo admitió el comandante de las Fuerzas Armadas, general Fredy Padilla de León, fue el inició de las mayores operaciones de inteligencia desplegadas contra las Farc, especialmente a su primera cuadrilla, la cual, comandada por Gerardo Aguilar alias "César", tenía desde hace diez años la custodia de la mayoría de secuestrados civiles y militares.
El subintendente de la Policía pudo fugarse por las riberas del río Apaporis, en la misma zona donde este martes 2 de julio las Farc cayeron en la trampa tendida por la inteligencia del Ejército.
La información entregada por Pinchao fue importante para permitir el despliegue de las labores de inteligencia que tuvieron, según el general Fredy Padilla de León, tres fases: ubicación, infiltración y rescate.
Las coordenadas entregadas por Pinchao se complementaron con lo arrojado por las liberaciones de Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo, el pasado mes de enero. El lugar, muy cerca de Tomachipán, el área comprendida entre los ríos Guaviare, Inírida, Vaupés y Apaporis y las poblaciones de El Retorno, Miraflores y La Paz, en el Guaviare.
Los secuestrados pudieron ser ubicados por la inteligencia del Ejército. Prueba de ello es que el pasado 4 de febrero se pudo observar el movimiento de Luis Eladio Pérez, desde el río Apaporis hasta el lugar donde días después fue liberado.
Entre el 16 y el 20 de febrero de este año, en el mismo río Apaporis, un poco más al norte, fue observado, y esa información fue divulgada por el Ministro de Defensa, que los tres estadounidenses y dos colombianos que los acompañaban se bañaban en el río.
En la segunda fase se planeó la operación de rescate que tuvo el exitoso final. Sin embargo, según el general Padilla, había un ‘Plan B’ o tercera fase, en caso que la estrategia fracasara: "deberíamos conducir un cerco humanitario, para lo cual las Fuerzas se encontraban completamente listas".
Por ahora, no hubo necesidad de apelar a esa posibilidad. De todas maneras, si algo queda claro luego del éxito de "Jaque" es que la fuerza pública acaba de hacer uno de los rescates más importantes de la historia y quizás no sea el último.