Antioquia inicia este año con dos excelentes y experimentados líderes que ya en mandatos anteriores dejaron a nuestra capital y a nuestro departamento como los mejor gobernados. Esperamos que en este nuevo cuatrienio, el doctor Fajardo ahora como gobernador, y el doctor Gaviria en la Alcaldía, continúen lo bueno que dejaron sus antecesores y recuperen tantos otros aspectos que los mismos descuidaron.
Es prioritario trabajar planificada en nuestra infraestructura vial con miras a los tratados comerciales que próximamente iniciarán, recuperando las trochas que los inclementes inviernos de los últimos años han dejado, ocasionando incalculables pérdidas y obligando a triplicar el tiempo en los recorridos por las carreteras.
Nuestra ciudad necesita blindarse de una seguridad absoluta que nos permita transitar sin las afujías de los atracos callejeros, paseos millonarios, fronteras invisibles, extorsiones, maltrato físico y sicológico contra nuestras mujeres y niños, como prioridad desde la alcaldía.
En lo deportivo, Antioquia tuvo grandes logros en deportes que siempre han estado olvidados, esperamos que se les brinde el merecido apoyo que a pulso se han ganado los luchadores, pesistas y tantos otros que nos representaran en los olímpicos.
En el pasado, los llamados equipos chicos de nuestro fútbol profesional sacaron la cara por nuestra región aunque no hayan alcanzado el campeonato. Tenemos cuatro excelentes equipos en la primera división, esperamos que Nacional y el DIM enderecen su rendimiento y nos brinden con Itagüí y Envigado la felicidad de verlos dando vueltas olímpicas. Ganan ellos, ganan los aficionados, y ¡Gana Antioquia!
¿Cuántos años llevamos sin una representante antioqueña como señorita Colombia? Ya es hora de darle un revolcón al comité y buscar la manera de elegir con acierto, mas no tras bambalinas y acomodados resultados, a la mujer que nos lleve nuevamente a la corona real en Cartagena.
Que de una buena vez el centro de Medellín deje de ser ese antro de mala muerte, imposible es transitar por la cantidad de venteros ambulantes; que se ponga en cintura tantos sitios camuflados donde reinan la prostitución, consumo y ventas de drogas. Hay que recuperar la autoridad.
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