La lista Generación: las mejores series de 2025

Desde hace rato las series ocupan un lugar de lujo en la lista de los pasatiempos de los adultos actuales. Acá le contamos cuáles ver, por si este año las dejó pasar.

  • En la lista hecha por Diego Agudelo Gómez hay comedia, ciencia ficción y dramas. Fotos. Cortesía.
    En la lista hecha por Diego Agudelo Gómez hay comedia, ciencia ficción y dramas. Fotos. Cortesía.
bookmark

Diego Agudelo Gómez

Ver series exige disciplina, cierto orden neurótico, llevar la cuenta de las temporadas, de los episodios y las fechas de estreno. Tener la avidez necesaria para ver en una sentada una temporada de diez horas y la paciencia servil de esperar el estreno a cuentagotas de los capítulos que se liberan semana a semana. A veces cuesta trazar los límites entre una trama y otra, y no se está a salvo del delirio de considerar que todo hace parte de un único universo, que los personajes distantes entre géneros o épocas, alguna vez podrían cruzarse. ¿No sería una escena de antología que Once de Stranger things enfrentara con sus poderes a un xenomorfo del universo de Alien? ¿O que la distopía de felicidad de Pluribus se convirtiera en el antídoto que buscan los personajes de The last of us?

Las diez series que elijo como mis favoritas de 2025 no son más que un primer episodio de una amplia temporada que cada año nos deja una cantidad de producciones difíciles de abarcar en estas páginas:

Task (HBO Max)

El enfrentamiento clásico de policías y ladrones adquiere un nuevo nivel con esta historia que se fue desarrollando al margen de los reflectores de las redes. Mark Ruffalo es un agente del FBI que naufraga en un duelo incomprensible. Al principio, las pinceladas de ese naufragio parecen comunes: desencantado, alcohólico, aparentemente mediocre. Cuando recibe la misión de perseguir a una banda de criminales que asalta a traficantes de fentanilo, la trama se vuelve compleja porque del lado de las sombras también se cuentan las historias de otros seres humanos golpeados por el odio de dios. Una trama narrada con sutileza que en cada episodio se permite momentos poéticos, espirituales, luminosos como preludio de una violencia que irrumpe con fuerza animal. Quiero decir que esta serie es una clase maestra, me cuesta elegir de qué: de actuación, de fotografía, de dirección... Sí, cada parte encaja armoniosa en un todo que se resume en la escritura. El creador Brad Ingelsby ha escrito una de las historias mejor contadas del año.

Stranger things (Netflix)

Aunque al cierre de esta edición solo se han estrenado cuatro capítulos, es difícil que esta serie no ocupe los primeros lugares en una lista que busca destacar las mejores historias de un año. Y la historia no es solo la que se cuenta en sus episodios, la aventura de los niños (devenidos en adultos) que combaten los peligros inenarrables de una dimensión que le provocaría orgasmos a Lovecraft. La historia es todo lo que rodea y sale y se expande desde Stranger Things, un fenómeno cultural que durante casi diez años ha sido tema de conversación global en cada temporada, cuna de fenómenos virales, fuente inagotable de memes, con el poder de resucitar canciones olvidadas y darle a cada uno de sus personajes un magnetismo que pone a delirar a multitudes. La última temporada abrió con cuatro capítulos intensos que le permitió brillar a cada miembro del viejo elenco y no perdió oportunidad para mostrar nuevos personajes tan adorables como Derek, un niño rechoncho y nihilista que bien merece en el futuro una serie que revele de cuál desquiciada dimensión lo dejaron escapar.

Pluribus (Apple TV+)

Qué difícil fue despedirse de Walter White, el personaje de una de las mejores series de la última década. Años más tarde fue igual de difícil despedirse de Saul Goodman, el protagonista de Better call Saul, serie con la que Vince Gilligan expandía su universo criminal. Y los fans de este universo clamaban por más, quizás un spin off con la vida de Mike, el secuaz implacable que siempre arreglaba los desastres de Walter y Saúl, o una saga sobre la familia Salamanca o sobre Nacho Varga, pero Gilligan se pasó los últimos años preparando una serie que nadie venía venir. Pluribus, una distopía en la que una epidemia de felicidad se expande por el mundo. Sigue la vida de Carol Sturka, la única mujer infeliz del planeta que atesora su desgracia cuando advierte que esa alegría circundante es una infección, un bienestar accidental que se vuelve letal en su homogeneidad. Pluribus no regresa al universo de breaking Bad, crea uno nuevo con todas las virtudes a las que Gilligan nos habituó durante casi dos décadas: humor negro, una narrativa visual única y la telentosísima Rhea Seehorn haciendo el mejor papel de un peor momento.

Adolescence (Netflix)

La serie británica de cuatro episodios está pensada para verla de un tirón, sin tomar aliento, sintiendo esa suspensión en la que se sitúan los padres cuando la vida de sus hijos pende de un hilo. Físicamente es imposible estar sin aire los 228 minutos que dura esta historia pero la forma en la que está realizada crea esa ilusión. Cada capítulo es un plano secuencia que se traga al espectador, lo mastica y lo escupe con los huesos rotos. El despliegue técnico solo sería artificio si no se adhiriera tan bien a la interpretación de los actores, especialmente la de un muy joven Owen Cooper que en el capítulo tres se convierte en el centro de gravedad de la trama, un agujero negro absorbiendo toda la esperanza para confirmar que nadie está a salvo del odio, ni siquiera los más inocentes.

The rehearsal (HBO Max)

Lo que hizo Nathan Fielder en la primera temporada de El ensayo (2022) fue intrépido: recrear situaciones de la vida diaria y orquestar elaboradas simulaciones para que sus protagonistas, personas reales, ensayen cómo deberían actuar, qué decisiones deberían tomar ante situaciones de la vida diaria. Lo que hizo en la segunda temporada es descabellado, salvaje. Con la tesis de que la mayoría de los accidentes aéreos se podrían evitar si hubiera confianza y buena comunicación entre pilotos y copilotos, Fielder recrea todas las situaciones posibles en un in crescendo que va desde convertir a pilotos en jueces de un reality, estilo Factor X, hasta aprender él mismo a pilotar un avión para comprobar su catastrófica tesis. Ver esta serie es un deleite y una nueva forma de nombrar el miedo a volar.

The last of us 2 (HBO Max)

No puedo evitar el spoiler: a Pedro Pascal le muelen la cabeza a varillazos en el primer episodio de esta temporada. Quienes no habían jugado el videojuego se llevan la sorpresa más amarga y difícilmente salen de su decepción a lo largo de los siete episodios de esta serie distópica. Pero solo hay que darle tiempo a la historia para que se asiente la rabia y se aclaren los motivos que llevaron al creador a matar a un personaje principal de forma prematura: su desaparición detona una odisea de venganza, culpa y redención que está a la altura de cualquier drama shakesperiano.

Monstruo: la historia de Ed Gein (Netflix)

Muchos se hacen los de la vista gorda a la hora de reconocer que un asesino serial, necrofílico y esquizofrénico, ha contribuido como ninguno a moldear una cultura popular con arraigo en el mal y la violencia. Más allá de simplemente contar la historia de Ed Gein, considerado algo así como el prócer de los asesinos seriales en Estados Unidos, esta serie narra la forma en que su historia se convirtió en el reverso ineludible del sueño americano, inspirando a cineastas, artistas, escritores y, por supuesto, otros asesinos. La actuación de Charlie Hunnam conmueve, da asco, eriza los pelos y exprime lágrimas.

Alien: Earth (Disney +)

Alien es una saga emblemática que ha marcado el rumbo del terror y de la ciencia ficción desde los años 80. En sus numerosas secuelas y precuelas y spin offs hay tantas gemas como fiascos. Una nueva entrega es una ruleta rusa y con la serie Alien: Earth el arma estaba cargada en todas sus recámaras porque en cada episodio nos voló la cabeza. Los xenomorfos llegan a la tierra acompañados de nuevas criaturas parasitarias que merecerían su propia franquicia. Además, el guion de esta primera temporada funciona como una adaptación libre de Peter Pan, cómo no, una infancia eterna sólo sería posible en cuerpos sintéticos.

Last samurai standing (Netflix)

A esta serie la compararon con El juego del calamar, también comparte premisa con Los juegos del hambre, pero el símil distrae de su verdadera esencia: un historia que recupera los clásicos combates de samuráis a través de coreografías milimétricas. Los realizadores garantizan el baño de sangre sin olvidar otorgarle a cada uno de los personajes historias de fondo que encajan entre sí como un puzzle al que no le sobran piezas. El título resume muy bien el argumento: el samurai que mate a todos los demás ganará el juego pero eso quiere decir también que lo habrá perdido todo.

The Studio (Apple TV+)

Cuando Hollywood se mira el ombligo encuentra ingentes focos de infección y esto es lo que hace esta sátira afilada que muestra las pugnas que se libran todos los días entre creativos y empresarios: los que buscan nuevas fronteras artísticas y los que quieren exprimir de las producciones cinematográficas hasta el último centavo. El amor por el cine y el interés comercial se perfilan en esta historia que recluta a un legendario elenco, cada uno de ellos con la misión de ofrecer interpretaciones que hurguen en las llagas de hollywood para extraer la mayor cantidad de pus que sea posible.

Más generación