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Fue hace un siglo y un lustro cuando el místico optómetra Fernando Estrada decidió poner sus conocimientos en salud visual al servicio de los antioqueños, abriendo en ese entonces el Gabinete Optométrico de F. Estrada E., en plena calle Colombia. Este espacio sería la semilla de la hoy reconocida nacionalmente Organización Santa Lucía.
El empirismo con que en esos años se trataban las deficiencias visuales de los medellinenses –con anteojos hechos sin las máquinas adecuadas y los problemas oftalmológicos diagnosticados al cálculo sobre todo por curanderos– facilitaron que el Gabinete Optométrico adquiriera prestigio en poco tiempo por su profesionalismo, y más teniendo en cuenta que el doctor Estrada era egresado de la Philadelphia Optical School, optómetra del Needles Institute of Optometry de Kansas City, y Graduado adelantado del la Rochester School of Optometry en Nueva York, según constaba en los anuncios que hizo publicar el 13 de abril de 1917 en EL COLOMBIANO.
Estrada fue considerado hasta su muerte como uno de los pioneros de la optometría profesional en Colombia por los principios que este le inculcó a su organización como la honestidad, la calidad, la experiencia y el sentido humanizado. Este legado lo continuó y expandió su hijo, Ómar Estrada quien asumió la dirección del Gabinete tras la muerte de don Fernando en 1959.
El cuidado de la visión marcó a la familia Estrada, toda vez que los otros hermanos de don Ómar emprendieron también negocios de ópticas años después. Por ejemplo Augusto abrió la Casa de la Visión y Otto a Lenticom. Don Ómar creó otras ópticas como Santa Clara, Sucre o Santa Helena, que años después terminaron fusionándose en Santa Lucía, nombre surgido en homenaje a la santa patrona de la vista.
Un siglo después de comenzar ese sueño, la Organización Santa Lucía tiene hoy 41 puntos de venta de lentes a nivel nacional en Apartadó, Bogotá, Tunja y Medellín, ciudad esta última donde hay 19; así como seis sedes clínicas. Estas son atendidas por 460 empleados.
Según comentaron las directivas de la organización, su principal meta –que la ha mantenido vigente por casi 11 décadas– no ha sido ni la creación de un emporio económico ni la consecución de una gran fortuna.
“Nuestros mayores logros han sido, a través de los años, ayudar a millones de colombianos a ver un mundo mejor; hacer que las personas encontraran respuestas y opciones para solucionar sus problemas visuales”, apuntaron.
Hoy por hoy en Santa Lucía tienen claro que el crecimiento y desarrollo de su organización no ha surtido por el esfuerzo de una sola persona. Por el contrario, es la suma de voluntades, visiones y estrategias de sus colaboradores aglutinadas bajo un mismo norte. “Ese es precisamente nuestro mayor logro”, indicaron.
Esta situación se vio más que todo durante la pandemia por covid-19 en la que se planearon protocolos de bioseguridad para los colaboradores así como la entrega a domicilio de los lentes de los pacientes. Durante esta, Santa Lucía buscó reinventar sus modelos de servicios y protocolos con el fin de seguir garantizando atención y cuidado oportuno de sus pacientes.
Hoy en día la compañía busca seguir creciendo en sus modelos de óptica y clínica a nivel nacional, y mantener su posición como una de las entidades de cuidados visuales más reconocidas y de calidad de Colombia, gracias a un modelo de negocio basado en el buen servicio al cliente, que conjuga calidad, profesionalismo y el compromiso de sus colaboradores
A la muerte del doctor Fernando Estrada, el Gabinete Optométrico se conservó bajo la propiedad de varios de sus hijos quienes también emprendieron negocios independientes durante varios años como Casa de la Visión, Lenticom, Santa Clara, Sucre y Santa Helena, que años después se fusionaron como Santa Lucía.
Periodista de la Universidad de Antioquia. Al igual que Joe Sacco, yo también entiendo el periodismo como el primer escalón de la historia.