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Forjadores | PUBLICADO EL 19 diciembre 2022

¿De qué están hechas las empresas paisas?

Este es un homenaje a las ideas que se transformaron en empresas para jalonar el desarrollo económico y social de Antioquia.

  • En la imagen la planta de Leonisa. FOTO Archivo
    En la imagen la planta de Leonisa. FOTO Archivo
  • En la imagen la planta de Leonisa. FOTO Archivo
    En la imagen la planta de Leonisa. FOTO Archivo

El año pasado, Colombia fue protagonista de las más indignadas protestas de su historia. El estallido social lo bautizaron algunos. Decenas de miles de jóvenes se lanzaron a las calles porque se sienten insatisfechos. Y sin duda hay muchos vacíos que dan lugar al malestar.

Sin embargo, se produjo también un fenómeno particular sobre el cual poco se ha reflexionado. Y es que a diferencia de ciudades como Cali y Bogotá, en dónde las protestas afectaron seriamente el diario vivir de la gente y causaron destrucción en bienes públicos importantes, en Medellín —si bien hubo protestas— el talante fue pacífico, no fueron ni tan sostenidas en el tiempo, ni tan cargadas de rabia ni produjeron mayor destrucción.

¿Por qué? Desde aquí nos atrevemos a formular una hipótesis: el tejido empresarial de Antioquia, la manera como se construyó, los valores con los que se fundaron sus cimientos y la manera como se desenvuelve ha sido clave para gestionar muchas demandas de la sociedad.

Las empresas se desarrollaron en Antioquia de una manera particular: fueron primero mineros que para emprender proyectos tenían que hacerlo en equipo. Y esa manera de trabajar asociados pegó en estas montañas. De suerte que a diferencia de otras latitudes en dónde predominan las grandes empresas de familia y los terratenientes, en Antioquia se construyó un modelo en donde las empresas podían ser de todos, o al menos de muchos. La propiedad por acciones de muchas de las grandes compañías antioqueñas irradió a la sociedad y se convirtió en parte de la cultura.

Y cuando la propiedad de la producción es colectiva se busca más fácil o predomina el bienestar general y no el de un individuo o una familia.

No en vano, como se ha reflejado en investigaciones, “las élites antioqueñas se convirtieron en abanderadas de las políticas de protección, promotoras del sistema nacional de aprendizaje, patrocinadoras del sindicalismo cristiano, de las cajas de compensación, actores centrales en la formulación del Frente Nacional e impulsores de las reformas laborales de los años 1990”. Por no hablar de cómo se unieron para crear la Sociedad de Mejoras Públicas al final del siglo 19, o la Fraternidad por Medellín o Proantioquia, ya hace 47 años.

Y no en vano empresas como Sura, Nutresa y Argos y otras empresas antioqueñas se destacan no solo en Colombia, si no también en el mundo por su compromiso con la sostenibilidad, con los mejores estándares laborales y con su producción de valor a la sociedad.

Y a ellas se les suman instituciones como Comfama, el Hospital San Vicente Fundación, grupos como Corbeta o Éxito, universidades y empresas del sector público que tienen el mismo ADN como EPM o ISA.

Por eso este especial de tres entregas es un homenaje que a EL COLOMBIANO le sale del corazón. Una manera de decir gracias al empresariado que ha sido el protagonista de muchas de las mejores gestas de nuestro departamento.

Queremos con este especial de los chispazos que dieron vida a cada una de las empresas, hacer memoria de las cosas buenas de las que estamos hechos

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