Por Wilson Díaz Sánchez
Hace 28 años, en Seúl, Corea del Sur, el magdalenense Jorge Eliécer Julio Rocha le dio a Colombia la última medalla del boxeo en unos Juegos Olímpicos. Un bronce que pudo ser plata u oro en la categoría gallo de no ser por la controvertida actuación de los jueces que, según los observadores, despojaron al criollo de un triunfo en semifinales.
Este viernes (10:00 a.m. hora colombiana), el antioqueño, nacido en Turbo, Yuberjén Martínez, que ya tiene bronce asegurado, se enfrentará al cubano Joahnys Argilagos en una de las semifinales del peso minimosca.
Julio Rocha, quien vive en Stanford, Minnesota, EE. UU., donde trabaja en una empresa de instalaciones eléctricas, asegura que los triunfos del urabaense de 24 años le alegran. “Es algo muy bonito, algo increíble. Cuando una persona consigue una presea quiere decir que se preparó no solo física, sino mentalmente”.
Nacido en El Retén, Julio confiesa que no ha visto los combates de Yuberjén, pero hoy estará pegado al televisor para apreciar las bondades del púgil que lo relevó como medallista olímpico, hazaña que él consiguió cuando tenía 19 años. Un logro que más tarde lo llevaría a disfrutar dos títulos mundiales en el profesionalismo, coronándose campeón mundial (AMB y OMB).
Apoyado en su experiencia y a la distancia, Jorge Eliécer le envía un mensaje a Yuberjén: “en especial, le digo que tenga tranquilidad cuando salga a pelear, que siempre se enfoque en lo que ha querido. Lo demás no interesa. Uno debe sentirse bien con lo que hace, si no le dan la pelea o el fallo, pues está bien”.
Añade que Yuberjén se convierte ahora en un referente deportivo, por su esfuerzo y consagración, valores que adquirió en el seno familiar. Julio cuenta que previo a las Olimpiadas se encontró con un preparador mental que lo aterrizó y le hizo pensar en grande, y eso mismo le aconseja a Yuberjén: “al comienzo me preguntó qué medalla quería ganar. Yo le dije que cualquiera de las tres y de inmediato me puso en mi lugar. Me enfatizó que yo debía pensar solo en alcanzar oro para Colombia”.
Él, que poco contacto había tenido con sicólogos, se llenó de seguridad, esa que les falta a muchos latinos y que le hizo entender que tenía condiciones para superar a los rivales, independiente de la nacionalidad. “Siempre pensamos en ser los mejores de Latinoamérica, pero no del mundo. Si pienso que a todos a los que he derrotado eran buenos, puedo ser campeón olímpico. Esas palabras las repetí en una reunión junto a María Isabel Urrutia, Norfalia Carabalí y otros atletas de renombre”.
El rival es un campeón mundial cubano, país que es potencia en pugilismo aficionado. Una realidad que, sin embargo, no desvirtúa la solidez de Yuberjén que ya se convirtió en el cuarto medallista olímpico del boxeo criollo.