Por Sebastian Vargas Grisales
Hoy la celebración será por lo alto y la protagonista será la novia, la que dijo “sí acepto” y la que desde ese preciso instante empezó a materializar un sueño y una infinidad de emociones que hoy podremos ver en la primer pasarela de Colombiamoda 2015, la feria de moda más importante de Colombia que abre sus puertas desde mañana martes 28 hasta el jueves 30 de julio. Y esta vez la anfitriona será la salvadoreña Francesca Miranda, quien hasta el momento ha vestido a novias de todo el mundo y hoy trae su más reciente colección a Medellín, AluSInante, un despliegue de alta costura para aquellas que decidieron dar el sí y se motivan a celebrar su matrimonio de una manera inolvidable.
¿Qué vamos a ver en la apertura de Colombiamoda?
“Vamos a ver uno de los días más importantes para una mujer: el día de su boda. Veremos todo lo que conlleva esta celebración, lo que viene después del “sí acepto”, cómo empiezan a flotar en el aire los sentimientos positivos y las emociones de una novia y cómo se planean esos momentos específicos que hacen de aquel matrimonio un momento AluSInante, por ello el nombre de la pasarela. Será una colección de alta costura”.
Estás en un momento de tu carrera donde tu foco central es ese, celebrar el ser novia, ¿cómo llegas a diseñar para ellas y por qué seguir por este camino hacia el altar?
“Siempre había atendido novias que llegaban a mi atelier, pero las colecciones como tal empezaron hace tres años y medio. Todo sucedió cuando estaba mostrando una colección de alta costura en un hotel en Nueva York. Allí, llegaron dos personas a las que les encantaron mis diseños y me dijeron: ‘si puedes hacer estos vestidos para una noche de celebración, puedes hacer novias fantásticas”, y acepté el reto. A partir de ahí hice mi primer colección de novias y fue una gran sorpresa para mí que haya tenido tanto éxito en E.U”.
¿Cuál es la esencia de una novia?
“Lo que yo percibo como lo más importante de una novia es la emoción que sienten en el momento que llegan a mí para que les haga su vestido. Creo que a partir del momento en que se comprometen, es un tiempo maravilloso donde solo tienen pensamientos lindos y positivos y se generan sueños e ilusiones; y qué rico construir para ellas ese sueño que reflejan, que el día más importante de sus vidas sea perfecto. Lo que más le preocupa a una persona que se casa, y sobre todo a una mujer, es cómo va a lucir y cómo se va a sentir a la hora de ir al altar, por ello es gratificante ayudar a incrementar esa felicidad que tienen a la hora de querer vestirse de blanco, o de otro color si lo desea (risas)”.
¿Cómo es una novia al estilo Francesca Miranda?
“En esencia es una mujer Francesca Miranda vestida de novia. Es sofisticada, le gusta ser mujer. Puede que el vestido de novia tenga detalles, apliques y quizás siluetas modernas o contemporáneas, pero siempre será atemporal, tiene que cumplir el requisito de que cuando mires la foto de tu boda dentro de cinco o diez años, te veas hermosa, vanguardista y puedas lucir el día que te casaste. El diseño siempre será romántico, sofisticado y atemporal”.
¿Se puede decir entonces que el romanticismo, la sofisticación y la atemporalidad son virtudes tuyas?
“Claro. Siempre trato de llevarlas en mis vestidos y hacen parte de mi identidad. Yo tengo unas reglas muy fijas y creo que la más importante es que no haría nada que no me guste. No puedo crear si no me gusta...”
¿Y qué no te gusta?
“Pues siempre trato de insinuarles a las novias que no se manden a hacer un vestido de fiesta. Trato que insinúe, pero que no pierda elegancia”.
O sea, que la novia no termine siendo una invitada más...
“Exactamente. Tiene que ser sofisticada y seguir la premisa de ‘menos es más’, siempre lo he pensado. En mi taller tengo muchas personas bordando y haciendo acabados manuales a la ropa, incluso a la que se va a mis tiendas, es mucho trabajo artesanal, pero esos detalles adornan y embellecen a la prenda, no la saturan. Si tienes lujo, que sea bien llevado, sutil, moderado y que no sea ostentoso. Ahora, si yo hago las cosas, las hago bien o, si no, ¡no se hace nada! (Risas), eso lo aprendí desde chiquita”.
¿Eres muy perfeccionista?
“(Risas) Sí, puedo estar en el límite de entrega, pero si las cosas no están bien, no se van. Todo bien hecho hasta el final”.
¿Y qué más aprendiste de chiquita? ¿Qué te enseñó tu madre, por ejemplo?
“Bueno, mi madre aún vive, tiene casi 85 años y todavía va a su trabajo. Ella fue bailarina y gracias al ballet adquirió una disciplina que nos transmitió a todos. Por ser artista es muy emotiva en lo que hace, se le ve el sentimiento y el gusto al actuar. Siempre fue una mujer ‘menos es más’ y siento que lo heredé”.
¿Y de tu padre qué heredaste?
“Mi papá siempre fue una persona muy vanidosa, no creo haber conocido otra más que él, pero a lo bueno (risas). Recuerdo que se ponía camisas rosadas, amarillas, azules... nunca le tuvo miedo al color, pero sí se fijaba muy bien en las texturas suaves, que las corbatas fueran de jacquard, que le salieran con el saco, siempre pendiente de los detalles, hasta camisas de smoking de seda tenía, que no son muy comunes. Cada vez que le llegaban nuevas prendas, nos sentábamos a mirarlas en un patiecito que teníamos en la casa donde entraba perfectamente la luz, y no le gustaba observar un solo color, teníamos que ver la gama completa; siempre fui su compañera para elegir lo mejor”.
¿Y fuiste la única de la familia que se dedicó al arte?
“No. Mis tres hermanas y yo tenemos cercanía con el arte, aunque hay una que no es tan vanidosa como nosotras (risas). Mi hermano sí es ingeniero industrial y también es algo vanidoso, pero no tanto como mi padre”.
¿Hay alguien más vanidoso en tu familia?
“Mi hijo Francisco (21), él sí heredó toda la vanidad de su abuelo, no ha llegado a Barranquilla y ya me está diciendo cómo quiere el traje, qué pañuelo quiere para él... todo (risas). También está mi bebé, Andrea Sofía (19), que estudia diseño gráfico en la Escuela de Diseño Parsons y sé que va a terminar por el lado de la moda; ella se parece mucho a mí porque siempre me ha gustado crear la ropa que me voy a poner, experimentar, y ella es igual, tiene el tacto de la moda”.
¿Cómo te sentiste creando el vestido de novia de Daniella, tu hija mayor (28)?
“Lo disfruté al máximo. Por eso me encanta esta colección, porque refleja cómo pude disfrutar todos los momentos haciendo el matrimonio de Daniella y fui una persona muy feliz”.
¿Hubo algún momento difícil en el proceso?
“Fue muy tensionante porque el dicho ‘en casa de herrero, cuchillo de palo’ se cumple todo el tiempo en mi casa, entonces ‘Dani’ siempre era: ‘mami, ¿cuándo vas a empezar mi vestido?’, y yo respondía: ‘nena, no ha llegado la tela’, pero la verdad, todo se llevó a cabo con paciencia y desde el momento que se comprometió, estuvimos juntas eligiendo telas para la colección de ese año. Su mayor deseo era que se vieran sus zapatos, entonces desde ahí empezamos a soñarlo y salió perfecto. ¡Aluciné! Aunque tengo que decir que yo estaba más nerviosa que ella pendiente de su vestido y de los demás que había hecho a otros invitados, hasta a periodistas vestí ese día (risas)”.
¿Para ti qué es la vanidad?
“Es cuidado personal. Es todo en una persona, preocuparse por verse bien, sentirse bien y proyectarse bien, sin necesidad de ostentar”.
¿Cómo te ves hoy?
“Yo siempre pienso en qué quiero aprender y qué más quiero hacer. Siempre estoy planeando y siento que he logrado mucho, pero quiero realizar muchas cosas más, como poner un mini centro comercial en dos casas patrimonio nacional en Barranquilla, llevar esta colección de Colombiamoda a Los Ángeles, E.U., hacer una colección de resort masculina para octubre y crecer mucho más con mis prendas y mis novias”.