Las primeras prendas que diseñó Jean Paul Gaultier las hizo para su oso de peluche cuando era niño. Se inspiraba en su abuela y esas transformaciones que ella hacía, en los años 60, a tantas clientas que atendía en un salón de belleza.
Autodidacta, nunca estudió moda, se volvió un experto en dibujar bocetos. Esos trazos llegaron a los diseñadores famosos de la época, a través de cartas que él enviaba. Tenía 18 años cuando el modisto italiano Pierre Cardin percibió algo especial en el joven francés y lo contrató como asistente en su taller. Ahí comenzó todo.
La escritora Charlotte Seeling en su libro Moda, el siglo de los diseñadores lo describe como un diseñador que nunca se ha considerado creador y “toma siempre lo que le parece más sugestivo, lo cual no tiene por qué ser bello, y lo recombina de forma innovadora e inesperada”. Gaultier ha sido referenciado como una personalidad fulgurante en la moda desde la década del 70, cuando la prensa le otorgó el calificativo de “enfant terrible (niño terrible), una fama que ha sabido mantener hasta ahora”, anotó la autora.
Experto en provocar, al francés se le atribuyen varias revoluciones en los códigos de la moda. Las travesuras del “niño” van desde el corsé rosado con los senos puntiagudos que usó Madonna en su gira Blond Ambition en 1990, la nueva vida que le dio a la camiseta marina (para hombres y mujeres) hasta las faldas para hombres que presentó en 1984 con las que fue evidente “como suprimió la separación entre la moda masculina y femenina”, detalla la autora Seeling.
La belleza para Gaultier está en todas partes. Desde los 80 empezó a mostrar en sus pasarelas a “gente auténtica –detalló Seeling en su libro– guapas o feas, delgadas o gordas, jóvenes o viejas; haciendo más por la ampliación del concepto de belleza que muchos artistas y más por la tolerancia que los políticos”. Así, hizo de sus desfiles un espectáculo, que llegó a Colombia, cuando en 2012 fue uno de los invitados al Cali Exposhow.
El adiós del transgresor
Gaultier anunció la semana pasada que se retiraba de las pasarelas, más no de la moda (algo similar a lo que hizo Carolina Herrera en 2018). “El 22 de enero de 2020, celebraré mis 50 años de carrera con un gran desfile-espectáculo de alta costura. Será también mi último desfile”. El escenario será París, a las 2:30 de la tarde hora colombiana. Allí caminará con sus modelos por última vez. Su firma, propiedad del grupo español Puig, continuará y “anunciaré próximamente un nuevo proyecto”, dijo el diseñador de 67 años en un comunicado de prensa.
Seguirá su nombre en perfumes y prendas, pero se va de los focos y flashes. Da un paso al costado otro personaje que entra a engrosar la lista de “diseñadores estrella que ya no se ven en el mundo de la moda”, cuenta William Cruz Bermeo, profesor de la UPB. “El niño terrible” deja las luces del show