Es un trabajo distinto a los tradicionales: su oficina es el escenario, sus compañeros de trabajo usan disfraces y maquillaje, no tienen escritorio, más bien un espacio para todos que se conoce como backstage, y cada mes están en una ciudad diferente.
Son los artistas, las estrellas del Circo del Sol que llegarán a Medellín el próximo 9 de octubre con el espectáculo Ovo. En total son 51 artistas, procedentes de 14 países.
Este show cuenta el día a día en la vida de una comunidad de insectos, y ha sido visto por más de 5 millones de personas desde 2009, si bien tuvo un proceso de remontaje en 2015. “Es un espectáculo muy latino”, cuenta Ariunsanaa Bataa, la contorsionista del grupo, la araña blanca en el show. Ella, nacida en Mongolia pero criada en Brasil, precisa que mucho de ese país hay en Ovo.
Tanto el director como el compositor musical son brasileños y lo que se escuchará en el coliseo Iván de Bedout será una combinación de sonidos de bossa nova y samba con música funk y electro.
Un escenario gigante
Ovo significa huevo en portugués y empieza con eso, con un huevo gigante, inflable, que mide 8 metros y medio de ancho y casi 7 de alto. También hay un muro de 19 metros y medio de ancho por 9 de alto y que a su vez es una superficie de proyección gigante. Toda la escenografía se tarda 13 horas en armarse y solo tres en desarmarla.
En ese espacio se moverán los artistas, los acróbatas, los músicos. EL COLOMBIANO conversó con tres de ellos, quienes contaron cómo es trabajar en uno de los circos más famosos del mundo y la expectativa que tienen al llegar por primera vez a Colombia.
Ariunsanaa Bataa contorsionista desde niña
Aruna, como le dicen sus compañeros, creció en una familia de circo tradicional. Desde los 9 años es contorsionista y el circo ha sido su casa.
¿Qué debe tener una persona para ser contorsionista?
“Mucha pasión, es una disciplina que exige horas de práctica y a veces genera un poco de dolor porque no es algo natural. Cuando eres niño hay más flexibilidad y las poses son más fáciles, pero cuando vas creciendo empieza a ser más difícil. Lo mío ha sido pura práctica y entrenamiento”.
¿Es pura flexibilidad?
“No solo eso, también es controlar el cuerpo para hacer posiciones extrañas y tener fuerza para equilibrarlo. Hay muchos trucos que necesitan control”.
¿Cuál es el acto más complejo?
“El truco más difícil que yo hago es cuando con mi boca muerdo un soporte metálico y es lo único que me sostiene. Balanceo mi cuerpo, necesito flexibilidad extrema en mi cuello y espalda y tengo que estar 100 % flexible. Con el tiempo se hace más complicado porque pierdes flexibilidad”.
¿Cómo es el entrenamiento previo para el espectáculo de Ovo?
“Antes de llegar a Colombia tengo 4 semanas de vacaciones, pero igual hay que entrenar, al menos con intensidad una semana antes. Debo acostumbrar a mi cuerpo de nuevo. También hago ejercicios de cardio”.
¿Y mientras está en el show?
“La mayoría de funciones son por la noche, cuando terminan y mientras nos acomodamos en el hotel de nuevo pueden darnos la 1:00 de la mañana, entonces no nos levantamos temprano. Yo empiezo mi día a las 11:00 de la mañana, por la tarde entreno de dos a tres horas máximo”.
¿Ha visitado Colombia?
“No, será mi primera vez y después de los espectáculos quiero viajar un poco”.
Martin Alvez vive suspendido en el aire
Es brasileño de padres argentinos. Desde niño hizo gimnasia deportiva y luego, con un entrenador ruso en Argentina fue dejando la parte competitiva del deporte para dedicarse a la artística.
¿Qué significa ser un artista de correas aéreas?
“Mi número tiene dos cintas suspendidas en el aire, somos dos personas que estamos haciendo acrobacias. Es un ejercicio de elevación, fuerza y flexibilidad. Trabajamos a 8 metros de altura sosteniéndonos el uno al otro. Se necesita mucho entrenamiento y estar bien mentalmente. Parece muy leve y muy estético, pero requiere mucha fuerza y concentración”.
¿Cómo es su preparación antes de las funciones?
“Dependerá de si tenemos una o dos funciones por día. Entrenamos desde una hora hasta cuatro diariamente. Además del entrenamiento en el escenario hacemos en el backstage algo de preparación física, de flexibilidad, de igual manera trabajamos con fisioterapia para prevenir lesiones o fortalecer los músculos”.
“Sí terminamos cansados claramente, pero tenemos un masajista en cada ciudad que nos ayuda con el tema de la recuperación y cada uno tiene sus ejercicios preferidos de estiramiento. Son importantes los días libres para cambiar de ambiente y conocer las ciudades, ver algo nuevo y alejarse un poco del trabajo, de la parte física”.
En su caso el tema de la seguridad es muy importante...
“Para nuestro número no usamos redes ni ningún tipo de colchoneta. Todos los ejercicios acrobáticos que hacemos tienen que estar 100 % seguros, no podemos tener dudas o no estar bien físicamente. En caso de que algo técnico suceda hay un entrenamiento con todos los implicados y si pasa algo ellos entran. Todo está pensado”.
¿Qué tal ha sido presentarse en América Latina?
“Estoy muy contento de llevar esta temporada a toda Latinoamérica. Hasta ahora y en los países que hemos visitado vemos que el público es muy cálido, receptivo. Estoy muy contento”.
Jan Dutler el payaso moderno
Jan Dutler es carpintero de profesión, pero siempre le encantó el tema del circo y especialmente el de los payasos. Es suizo, conversa en un español fluido porque cuenta que en su país, la mayoría, habla varios idiomas.
¿Cómo empezó en el Circo del Sol?
“Mi padre es mecánico, mi madre no es artista pero a mí siempre me encantó el arte circense. Cuando terminé de estudiar carpintería empecé a tocar música en la calle y descubrí mi pasión por el circo. Me fui a estudiar en la escuela de payasos en Montreal, Canadá, y aprendí la técnica. Escuché que el Circo del Sol estaba buscando un nuevo personaje, apliqué. Nunca imaginé que se me abrirían las puertas del circo más grande del mundo justo al terminar la escuela de payasos”.
¿Qué diferencia hay entre los payasos de hoy y los de otras generaciones?
“El trabajo es igual, no cambia a pesar de la época. Lo que queremos siempre es tocar a la gente emocionalmente. Hacemos una parodia de los seres humanos, de la sociedad. La técnica no cambia, el disfraz sí, lo que hacemos es muy tradicional”.
Al payaso lo necesitan siempre de buen humor...
“A veces tienes días malos. Ahí entra la palabra profesionalismo. Cuando me maquillo y me pongo mi uniforme me olvido de mis problemas, entro a mi personaje y eso me ayuda a poner distancia. Cuando el show termina, regreso al hotel e incluso tengo otra opinión sobre lo que me preocupaba antes”.
¿Cómo es la preparación del payaso?
“Los payasos tenemos ensayos a veces incluso después del show para mejorar o cambiar algo. Es muy importante para mí la conexión con mis compañeros, trabajamos en trío. Físicamente me gusta ejercitarme”.
¿Ha venido a Colombia?
“Nunca, será mi primera vez. Tengo muchas ganas de descubrir la buena onda de los colombianos”.