En esta cocina no solo caben cómodamente las 22 celebridades que hacen parte de Master Chef, sino que hay espacio para los tres jurados, la presentadora y 100 personas más que hacen parte de este formato de televisión.
En el set, que desde hace siete años se transformó en una gigantesca cocina, simultáneamente interactúan realizadores, camarógrafos, asistentes de cámara, maquilladores, vestuaristas, fotógrafos, cocineros asesores, equipo de arte y producción y paramédicos que están atentos a cualquier accidente.
Son dos estudios de grabación (cada uno de 30 por 23 metros), ubicados en la sede Sonolux, a tan solo dos cuadras de la sede central de RCN en Bogotá, que tuvieron que ser acondicionados para grabar el popular programa.
En el primero está la cocina y en el segundo es donde los participantes comentan ante las cámaras sus experiencias con sus colegas y los jurados, lo que Germán Porras, director del programa, llama “el desahogo”. Porras cuenta que este set es el más grande de todos los existentes en el mundo en los que se graba la franquicia de Master Chef, tanto así que allí se han producido las ediciones de Chile y Ecuador.
El calor
En la cocina hay 16 estaciones de trabajo y cada una de ellas está acondicionada con un horno que siempre está prendido. Con tan solo entrar al estudio se siente el calor, que es más intenso en cada módulo de trabajo.
Cada mesón está adecuado con fogones, con cuatro parrillas que funcionan a gas. También cuentan con un lavadero y varios rollos de papel para limpiar.
En la parte inferior, la que no muestran las cámaras, cada concursante cuenta con un set de 12 cuchillos, de todos los tamaños para distintos tipos de corte. “Este año los concursantes, sin excepción, nos hemos cortado. Tienen mucho filo”, cuenta el participante Chicho Arias, mientras enseña una cicatriz en la yema de su pulgar izquierdo.
En cada módulo hay dos tablas de madera para picar, cucharas, medidores y espátulas.
Otro tema que pasa desapercibido para el televidente es que en el programa hay chefs que hacen el rol de asesores, que les están dando consejos a las celebridades, no sobre las preparaciones, sino sobre el manejo de las ollas, licuadoras, cafeteras, mezcladores y sopletes, entre otros.
Tatán Mejía reconoce que aún no aprende a manejar la olla a presión, que en poco o nada se parece a las que había en su casa en Manizales. Cada una de esas ollas cuesta cuatro millones de pesos.
Los platos
A cada costado de los módulos para cocinar están las ollas, batidoras, tapas, recipientes y platos (que en verdad no son tantos, en cantidad y variedad, como parece). Curiosamente no hay vasos ni pocillos ni tazas, que solo aparecen cuando hay preparaciones de café o chocolate.
La dispensa con los productos del mercado está a espaldas de donde se paran los jurados y la presentadora.
Es un lugar amplio, muy iluminado, donde resalta la publicidad de las marcas patrocinadoras. Los productos son frescos y se rotan cada dos o tres días para evitar el deterioro. Al costado de la alacena están ubicados los espacios donde los jurados debaten, un comedor y una sala, donde sobresalen los logos de Master Chef Celebrity.
En la parte exterior, al mejor estilo de un call center, son llevados los concursantes cuando hay retos por equipos o individuales, para que no sepan lo que está sucediendo adentro.
Al final de cada grabación, un equipo de 12 personas son las encargadas de la limpieza, primero recogen las preparaciones sobrantes (los concursantes generalmente se comen lo que cocinan) y recuperan los productos que se pueden volver a almacenar, el restante va a la donación que cada día entregan a un banco de alimentos en Bogotá.
Cada mesón es desinfectado con cuidado, se apagan los hornos y se verifica que el sistema de gas esté apagado.
Al día siguiente, la rutina es la misma en la cocina más grande del mundo (por lo menos entre los realities famosos)