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De las campañas en la plaza a las redes sociales

En la zona rural conquistan al elector con el perifoneo y en la urbana con el uso de la tecnología. Conozca cuáles son las diferencias en las elecciones.

  • El municipio de Santa Bárbara, en el Suroeste antioqueño, tiene 64 mesas de votación. Medellín tiene 4.062 mesas de votación. FOTO Archivo Róbinson sáenz
    El municipio de Santa Bárbara, en el Suroeste antioqueño, tiene 64 mesas de votación. Medellín tiene 4.062 mesas de votación. FOTO Archivo Róbinson sáenz
10 de septiembre de 2019
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Las fachadas tradicionales de las casas alrededor del parque están pintadas de colores. Sus paredes sirven de tablero para las vallas, pasacalles y afiches de los candidatos que aspiran echarse al hombro las riendas de este municipio que desde su nombre está consagrado a Santa Bárbara para librarse de los rayos y tempestades.

En la plaza principal se concentra todo el ambiente político. El parque es el punto de encuentro: niños, jóvenes y ancianos. En estas cuatro calles se aglomera todo el poder y la atención; jueves, sábados y domingos se ven desfilar los candidatos que, con megáfono en mano, pregonan sus ideas y buscan de los santabarbareños el voto que los lleve a la Alcaldía.

Ese pregón, que se riega por sus calles estrechas en las que se hace campaña para conquistar a los 21.838 votantes, enfrentó a los cuatro aspirantes. El decreto 62 del 25 de julio de 2019 promulgado por la Alcaldía, estipula los días, las fechas y las horas en que los candidatos tienen la oportunidad de hacerlo, pero no se cumple. Solo hace ruido.

“Todos pregonan al mismo tiempo, hasta preferimos no hacerlo porque solo hace bulla”, dijo Steven García, el gerente de campaña del candidato por el movimiento Unidos por el Cambio, Luis Fernando Tangarife.

En estos municipios, si las miradas del candidato y del ciudadano se conectan, hay sonrisas, si tienen un amigo en común se logra un apoyo. El carisma, la empatía y la pasión que pueda despertar un candidato asegura el voto, lo programático pasa a un segundo plano.

Para lograrlo caminan todas sus calles, recorren las veredas, hablan con sus vecinos en la sala de sus casas, el contacto es directo.

Por su altura y un color blanco, como las nubes, sobresale la iglesia en la plaza central. Alrededor de ella se ubican otras clientelas, que con el accionar político son tan concurridas por fieles, como la misma capilla. Es particular, la Alcaldía, la sede de campaña del candidato oficialista y la del candidato de oposición las separan 400 pasos. La campaña se vive en un par de cuadras.

Sumado a ello, en los lugares que con frecuencia el tema político no es bienvenido, como las tabernas, los restaurantes y las cafeterías, ahora, el nombre de los candidatos, los chismes y los rumores no dejan de sonar.

Por ello, la campaña se hace, ciudadano a ciudadano, voz a voz, en la radio, con perifoneo y algunas conversaciones por WhatsApp. Los grandes medios: la televisión y las plataformas tecnológicas como Facebook no tienen audiencias, no son relevantes.

Chivas, camperos o yipaos y camiones llegan el día electoral a los puntos de votación: hay 24 veredas, algunas ubicadas a 10 minutos de la cabecera, otras a más de dos 2 horas. Los candidatos ayudan a transportar a los votantes –es como una obligación– pues en ese momento se traduce la campaña en el respaldo de las urnas.

El capítulo urbano

No hay vallas, pasacalles y afiches alrededor del parque en el que se fundó la ciudad. Sus paredes ya no sostienen mensajes políticos, la publicidad está regada por la ciudad y los que desean manejar las arcas públicas, de $22,7 billones, no planean caminar junto a las gordas de Botero pidiendo el voto. En la plaza no hay campaña.

El punto de encuentro ya no mide una hectárea, mide cinco pulgadas, los ciudadanos lo cargan en sus bolsillos, se conectan para debatir y los aspirantes están a la merced de los likes que son como aplausos. Los grandes discursos se agotaron y los videos personales en las pequeñas pantallas intentan conquistar al elector. En este campo ya no se pregona, y el “ruido” es constante, no solo contra los rivales, sino contra miles de marcas que quieren robar la atención.

Los 15 candidatos salen a la búsqueda de 1.486.004 votantes que ya no tienen punto de encuentro, por ello, para tener la oportunidad de apretar la mano de un ciudadano hay que abordarlo. El fin de ese encuentro es lograr un momento significativo, pero no para tener el voto, sino para amplificar el mensaje por televisión o las plataformas digitales.

124.94 km² es el tamaño de la ciudad, los recorridos deben dividirse entre 16 comunas y 5 corregimientos. En tres meses que dura la campaña no hay forma de recorrerla toda. Por eso, lo fundamental es aparecer en las pantallas, en cualquier tipo de pantalla.

Eso, unos minutos en la pantalla fue lo que despertó un altercado entre los aspirantes. Un medio regional invitó a un debate a cuatro de los 15. Esos minutos valen oro y las críticas de los que no fueron invitados no se hicieron esperar, no aparecer en la “pequeña caja mágica” es alarmante.

“Un canal público no puede negarnos la posibilidad de comunicar nuestras propuestas. Pedimos respeto con los ciudadanos y un trato igual para todos”, dijo el candidato a la Alcaldía Juan David Valderrama. A él se le sumaron otras voces de candidatos.

En los grupos de Whatsapp, de amigos y familiares, o en los comentarios de las fotos, videos o tuits, de Facebook, Twitter o Instagram se debate sobre las opciones y los problemas de ciudad. Y, a pesar de que en alguna medida priman las emociones, los ciudadanos conocen los nichos programáticos de la urbe.

Sin embargo, traducen los debates a su lenguaje, no se hace con argumentos ni grandes discursos, sino con emojis, stickers, gifs y memes que representan el sentir del elector. Y ahí también son las disputas de los candidatos, en respuestas de 240 caracteres.

En el día de elecciones el sistema integrado del metro es gratis, la ciudad tiene movilidad, cualquier ciudadanos puede tomar transporte para acercarse a los puntos de votación, hay uno cerca de otro, cada barrio tiene el suyo, incluso las cinco veredas cuentan mesas donde puede ejercer el derecho democrático. .

21.838
ciudadanos habilitados para votar tuvo el municipio de Santa Bárbara en 2015.
1,4
millones de ciudadanos habilitados para votar
tuvo Medellín en 2015.
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