Sus capacidades y logros, en diferentes épocas, las convirtieron en leyendas de la gimnasia. Y aunque entre las características de cada una hay aspectos en común, sus estilos distan, pero en ambos hay un brillo especial.
Primero fue la rumana Nadia Comaneci, quien compitió durante una década (1971-1981), y en los Juegos Olímpicos de Montreal-1976 tocó el cielo al recibir de los jueces la histórica calificación del “10 perfecto” en la prueba de barras asimétricas, algo nunca visto en este deporte. Tenía 14 años de edad, y durante su trayectoria (se retiró a los 22 años) inscribió su nombre entre los campeones olímpicos y mundiales (ver infografía).
Cuarenta y tres años después, en el Mundial de Stuttgart de la semana pasada, la estadounidense Simone Biles, quien debutó con la selección de su país en 2013, ratificó su calidad al “matricular” 2 nuevos elementos (completó 4) con su nombre en suelo y viga. Además, ganó 5 oros de 6 en juego, superando su récord que estaba en 4. A sus 22 años llegó a 25 medallas mundiales y dejó atrás la marca del bielorruso Vitaly Scherbo (23), con la posibilidad de seguir ampliando su palmarés.
Ninguna gimnasta había acumulado 5 títulos mundiales consecutivos en el concurso individual y esta hazaña le permitió completar 19 en su vitrina, contando todos los aparatos. Como dice la antioqueña Ginna Escobar, “eso pasa solo una vez en la vida”.
“Biles es en la actualidad y en la historia, la mejor. Ha logrado meter muchos elementos en el código y con un valor tan alto que solo ella puede lograrlo”, añade la integrante de la Selección Colombia, al coincidir con el entrenador Diego Medina en que si hoy existiera el sistema de puntuación de la época de Nadia Comaneci (cambió en 2004), seguro Biles habría recibido varios 10.
Al indagarle por similitudes entre estas dos figuras, Escobar asegura que la rumana no tenía tanto volumen muscular como Simone, pero su flexibilidad la hacía ver artística y delicada. “Biles, sin dejar de ser femenina, le suma dificultad y potencia a los ejercicios, es única”.
Pasado y presente
Medina, seleccionador nacional, señala que Nadia abrió el camino de la innovación en la gimnasia: “Conquistó a la gente con la gracia que ejecutaba los elementos, especialmente en asimétricas. A partir de ella, como referente, el mundo empezó a mirar este deporte”.
De la estadounidense, el entrenador paisa asegura que es excepcional en la condición física y la capacidad fisiológica. “Posee un talento superior que, inclusive, le ha permitido superar a los hombres en número de medallas, a pesar de que las mujeres compiten en menos aparatos (4 por 6).
Como hecho curioso, las barras asimétricas, en las que Comaneci alcanzó su máximo reconocimiento, es el aparato que más dificultades le genera a Biles, quien a los 16 años fue campeona mundial por primera vez y que tras su éxito en Alemania y al hablar de sus esquemas, reflexiona: “A veces me pregunto cómo lo hago, me gustaría poder salir de mi cuerpo y verme con mis propios ojos”.
Nadia y Simone, que en la vida personal superaron dificultades, son iconos por su esfuerzo y tesón. Comaneci solo pudo huir del régimen comunista rumano de Nicolae Ceausescu cuando tenía 28 años y se radicó en EE.UU. donde vive con su esposo e hijo. Y Simone tuvo una infancia difícil y en la adolescencia fue agredida sexualmente. Dos leyendas más allá del deporte mundial.