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Sergio Goycochea es un recordado arquero argentino que pasó por el fútbol colombiano atajando para Millonarios entre 1988 y 1990, antes de participar en su primer Mundial, precisamente el de Italia 90. Se hizo famoso por atajar penaltis, de los que se recuerdan los 4 en la Copa Mundo de Italia durante las definiciones contra Yugoslavia (2) y la selección anfitriona (2), para llegar a la final, que perdió 1-0 contra Alemania. También estuvo en Estados Unidos 94, pero como suplente. Así que es una voz autorizada para hablar de Qatar y, sobre todo, de lo que espera de su Selección.
¿Le tiene fe a Argentina para este Mundial?
“Sí, estoy tranquilo, porque está bien Lionel Messi, y además hay equipo. Después, el fútbol es un juego y todo puede pasar, pero hoy tengo tranquilidad ya que estamos al nivel del campeón Francia, de Brasil, Inglaterra y Alemania. Con ellos jugamos mano a mano y para ganarnos les va tocar hacer las cosas muy bien”.
¿Entonces ve a la Albiceleste como candidata al título?
“Sí, al lado también de Bélgica, que creo que por fin puede romper la barrera de los cuartos de final. En estas competencias cortas casi siempre las individualidades son muy importantes, porque a veces no alcanzas el nivel de juego y te salva un jugador, como nos ocurrió a nosotros con Maradona en el Mundial de 1990 ante Brasil”.
¿Es el torneo más exigente que existe?
“De eso no tengo dudas, porque se trata de jugar 7 partidos en 29 días y, a veces, avanzas de manera inexplicable o, por el contrario, te quedas afuera de la misma forma. Es así, y podemos revisar el caso de Argentina en Alemania 2006, que jugó 5 partidos, ganó 4 y empató uno y quedó afuera por un penalti, ¿cómo se analiza eso? Tampoco en 2018 que hayamos perdido en cuartos de final con Francia, que terminó siendo la campeona, es un fracaso. Así son las copas del mundo”.
No lo asusta el invicto de más de 30 partidos sin perder que suma Argentina, ¿es una presión extra?
“No creo, porque igual en el Mundial sabes que perdés dos partidos y te despedís. Hay que jugarlo igual, vayas o no invicto. Tenés que ganar porque sino te quedás por fuera”.
¿No influye en lo anímico?
“Sí, pero de manera positiva, porque el mensaje del entrenador llega de otra forma y genera credibilidad “.
¿Cómo analiza a Qatar como sede?
“Va a ser un Mundial especial, primero por la fecha, entre noviembre y diciembre. Además se juega un país musulmán y porque está todo concentrado en pocos kilómetros cuadrados: seis de los ocho estadios están a muy corta distancia. Es todo un desafío, yo estuve en el sorteo y no será fácil. En la primera fase se jugarán 4 partidos en un día, el transporte es maravilloso, pero entran 2.000 personas y se colapsa. Va a ir mucha gente y es un país que, por cultura, no está acostumbrado a manejar manifestaciones públicas. A los mundiales llega un público pasional, a vivir una experiencia efusiva y que va en grupo. Es un país que no está acostumbrado a eso, pero se está preparando”.
Usted fue titular y protagonista de Argentina en el Mundial de Italia 90 ¿Qué fue lo más difícil que vivió?
“Primero, consolidarme tras la lesión de Nery Pumpido que había llegado como el titular, y después tuve un Mundial soñado, cuando atajé los penaltis ante Yugoslavia e Italia. El hecho de haber perdido el partido inicial con Camerún nos dejó sin margen de error. Empecé a darle forma a lo que soñé toda mi vida que era jugar una Copa del Mundo y ser protagonista”.
¿Era verdad que usted se orinaba en la cancha como cábala antes de los penatis?
“Simplemente me daban ganas y lo hacía por necesidad. No podía dejar la cancha para ir al baño, entonces lo tenía que hacer en algún lado y lo hacía dentro del campo de juego”.
¿Por qué no pudo atajar el penalti de la final frente a Alemania?
“Sabía que podía patear a ese lado, pero creí que el balón iba a venir del medio hacía arriba y no rastrero como cobró Andreas Brehme. Por eso arranqué encorvado y no me dio tiempo de cambiar la dirección hacia abajo, lo que no me permitió llegar a la pelota”