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Ancelotti no es el primer técnico europeo que dirige una selección sudamericana; la lista es larga

Precisamente, la nacionalidad italiana es la que más ha predominado entre las europeas en las selecciones de este continente.

  • Carlos Queiroz fue otro de los técnicos europeos reconocidos que dirigió a una selección sudamericana, a Colombia en 2019. FOTO GETTY
    Carlos Queiroz fue otro de los técnicos europeos reconocidos que dirigió a una selección sudamericana, a Colombia en 2019. FOTO GETTY
hace 4 horas
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La confirmación de Carlo Ancelotti como próximo seleccionador de Brasil marca un capítulo histórico en el fútbol mundial, pero también recuerda una tradición poco conocida: los entrenadores europeos han tenido una presencia constante en las selecciones nacionales de Sudamérica. Aunque para muchos pueda sonar extraño que el banquillo de la ‘Canarinha’ quede en manos italianas, la verdad es que no es la primera vez que un técnico europeo dirige a una selección suramericana, y mucho menos un hecho aislado.

De hecho, todas las selecciones de Sudamérica han sido alguna vez conducidas por estrategas provenientes del Viejo Continente. Con Ancelotti, serán diez los entrenadores italianos que habrán comandado selecciones sudamericanas, una cifra que pone a Italia como uno de los países europeos más influyentes en este rubro. No obstante, son los españoles quienes lideran en número: once técnicos nacidos en España han dirigido a selecciones de la Conmebol a lo largo de la historia.

A lo largo de las décadas, nombres de diversas nacionalidades europeas han dejado su huella en el fútbol sudamericano: húngaros, austriacos, alemanes, serbios, yugoslavos, macedonios, griegos y holandeses han aportado su conocimiento, sus métodos y su particular manera de entender el juego a los equipos nacionales de esta parte del mundo. A veces con éxito, otras con polémica, pero siempre dejando una marca.

El legado europeo en cada selección

El recorrido de los técnicos europeos en Sudamérica es extenso y diverso. Colombia, por ejemplo, tuvo a Friedrich Donenfeld (Austria) en 1949, y más recientemente, a Carlos Queiroz (Portugal) en 2019. Entre ambos pasaron otros dos europeos: Todor Veselinović (Serbia) en 1972 y Blagoje Vidinić (Macedonia) en 1976.

Argentina, que suele ser muy celosa de su tradición futbolística, también abrió su banquillo a entrenadores europeos en sus primeras épocas: José Lago Millán (España) en 1927, Felipe Pascucci (Italia) en 1934 y Renato Cesarini (Italia) en 1967.

Paraguay ha tenido nombres importantes como Vessilio Bártoli (Italia) en 1954, Ladislao Kubala (Hungría) en 1995 y Cesare Maldini (Italia) en 2002, figuras de renombre internacional.

En Bolivia, la lista de europeos es larga y variada: Mario Pretto (Italia) en 1950, César Viccino (Italia) en 1951, los alemanes Rudi Gutendorf (1973) y Edward Virba (1977 y 1982), y los españoles Xabier Azkargorta (1993) y Antonio López (1995). También los serbios y yugoslavos dejaron su marca: Dusan Dráskovic (Serbia) en 1998 y Dalcio Giovagnoli (Italia) en 2003.

Venezuela también ha sido un destino recurrente para los técnicos europeos. Vittorio Godigna (Italia) en 1938 fue uno de los primeros, seguido por figuras como Rudi Gutendorf (Alemania) en 1971, Dan Georgiadis (Grecia) en 1977, Rafael Santana (España) en 1987 y 1995, Ratomir Dujkovic (Yugoslavia) en 1993, y más recientemente, José Peseiro (Portugal) en 2020.

Ecuador ha confiado en europeos como Dušan Drašković (Yugoslavia) en 1988, Jordi Cruyff (Holanda) en 2020 y Félix Sánchez Bas (España) en 2023, quien busca consolidar un proyecto de largo plazo.

Uruguay, cuna de campeones del mundo, también recurrió a sangre europea cuando Pedro Cea (España) asumió el mando a inicios del siglo XX.

En Perú, la influencia europea también fue notable: Francisco Bru (España) en 1930, Jack Greenwell (Inglaterra) en 1938, Domingo Arrillaga (España) en 1941, William Cook (Inglaterra) en 1953, y dos húngaros, Gyorgy Orth (1957) y Lajos Baróti (1972). Además, Vladimir Popovic (Yugoslavia) dirigió en 1972.

Chile, otro bastión futbolístico sudamericano, fue dirigido por José Rosetti (Italia) en 1926 y por varios húngaros entre los años 30 y 50, como Gyorgy Orth, Miksa Garay, Francisco Platko y Ladislao Pakozdi. Posteriormente, figuras como Rudi Gutendorf (Alemania) en 1972, Xabier Azkargorta (España) en 1995 y Juan Antonio Pizzi (España) en 2016 continuaron la tradición.

Un desafío enorme para Ancelotti

La llegada de Ancelotti a Brasil no solo implica la enorme presión de comandar a una de las selecciones más gloriosas de la historia del fútbol, sino también encarna la esperanza de que, desde Europa, un técnico pueda reinterpretar el “jogo bonito” adaptándolo a las exigencias del fútbol moderno.

Brasil no había tenido hasta ahora a un europeo al frente de su selección mayor. Esta elección representa un giro histórico y, al mismo tiempo, una confirmación de una tendencia regional: en Sudamérica, cuando se ha necesitado una mirada diferente, no ha habido temor en buscarla al otro lado del océano.

Con su vasta experiencia en clubes de élite y su palmarés de títulos, Ancelotti tiene ante sí un reto monumental: devolver a Brasil al trono del fútbol mundial. Y lo hará siguiendo una senda que otros europeos abrieron en el continente mucho antes que él.

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