Miguel Ángel López (Astana), Nairo Quintana y Alejandro Valverde (Movistar) eran ayer los más sorprendidos por el nivel superlativo que impone el esloveno Primoz Roglic (Jumbo) en un terreno en el que ellos están acostumbrados a hacer la diferencia: la alta montaña.
En esta jornada de altura (restan cuatro) en la Vuelta a España, y que tuvo final en la inclemente cima de los Machucos, en la Cordillera Cantábrica, Roglic, con un contendor que se convirtió en su mejor aliado: su compatriota Tadej Pogacar (UAE), sacó más diferencias en la general frente a sus mayores oponentes y le dio más brillo a su maillot rojo de líder.
Fue Quintana, en los primeros compases de los restantes 6.5 km en ascenso, con rampas que llegaban al 25 % de desnivel, quien lanzó el primer ataque para tratar de distanciar a Roglic, pero este, sin desesperarse, con fortaleza y con buena lectura de carrera, esperó el momento preciso para responder.
Luego, a 3.3 km, Pogacar tomó la iniciativa y su coterráneo, que hasta este momento no había arremetido contra los demás favoritos, se le pegó a su rueda y juntos picaron en punta para dar cacería a los ciclistas fugados, entre ellos Sergio Higuita (EF Education), y entrar acompañados en la llegada. Un “acuerdo” perfecto, pues Pogacar triunfó y escaló al tercer lugar de la general, a 3.01 de Roglic, quien distancia ahora por 2.25 a Valverde, segundo; 3.08 a López, cuarto, y 3.33 a Quintana, quinto.
Con estas diferencias, ¿se puede considerar que la Vuelta está sentenciada? En un deporte tan incierto, y sobre todo el difícil camino que resta, aún no se pueden sacar conclusiones.
“Es claro que Roglic dio un golpe bajo a los corredores de la general. Mostró que claramente puede ser el ganador de la competencia, lo hizo con méritos y sobrado. Pero sabiendo todo lo que falta no se puede decir que ya todo está escrito”, expresa el exciclista Mauricio Ardila.
“Primoz puede ser el más fuerte ahora; sin embargo, para lo que falta se puede mover la carrera de diferentes formas. Muchos ya daban un podio, y mire lo que pasó con Pogacar. Entonces, se tiene que esperar el día a día, y más en la recta final cuando los corredores se juegan el todo por el todo y hasta con ataques de lejos”, agregó Ardila.
“No esperaba tantas diferencias, pensé que habría más lucha en un puerto tan duro, pero así fueron las cosas y ha sido un buen final para mí”, contó Primoz, tercero este año en el Giro de Italia.
“Es fácil ir a rueda y esperar a ver qué pasa, pero por mi parte prefiero probar, porque si no lo intentas no sabes cómo estás realmente y qué posibilidades tienes. Que no diga la gente que uno se quedó guardado con la mitad. Vi cómo están las fuerzas y ahora hay que probar otras estrategias”, se aferra Quintana a la remontada .