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A Lila Downs le gusta cantarle a los que se caen y se levantan, a la cumbia aguerrida y a las rancheras de su corazón, así lo describe en sus redes sociales y así lo ratifica desde su casa en Oaxaca en la que conversa con EL COLOMBIANO.
La cantante, compositora y antropóloga mexicana completa 30 años de carrera, ha cruzado la geografía internacional, rescatando sonidos de diversas partes del mundo, además de la música tradicional mexicana, sumado a su voz y a la originalidad de sus composiciones.
Ganadora de un Grammy anglo y de 5 Grammy Latino, representa con ahínco la música folclórica del continente. Fue nombrada una de las 50 mujeres más influyentes de México por la Revista Forbes.
Se presenta este jueves 18 de mayo en el Teatro Metropolitano y está muy feliz de volver a Colombia. “Yo creo que tenemos tanto en común”, dice sentada en una habitación decorada con artesanías, muebles de madera, un atril y un reloj antiguo.
Lila no ve la hora de cantar de nuevo en el país, a pesar de que esta gira tiene un componente triste: ya no estará con ella su esposo, el músico Paul Cohen, quien falleció en diciembre del año pasado.
¿Qué recuerdos tiene del público de Medellín y de Colombia?
“Medellín ha sido de las experiencias más placenteras, es una geografía y una biología únicas en su entorno. Me recuerda un poco a mi niñez, porque yo vengo de un lugar que es así, de montaña, de pasto, de árboles y además la bandeja paisa y la comida, los frijoles, bueno, la comida siempre es una prioridad para mí”.
El público es muy efusivo, la quiere mucho...
“Muchas gracias, pues igualmente, yo creo que tenemos esa correspondencia muy importante”.
Lila, ¿qué va a traer para estos conciertos en Colombia?
“Pues un poco de canciones de los últimos discos que no había cantado por allá, que fueron de boleros y también de algunas canciones aguerridas. Claro, la cumbia para mí siempre ha sido central en mis composiciones, y unos temas más norteños, que es el nuevo estilo en el que estamos ahora, porque nuestro disco lleva este estilo, del regional mexicano, como le llaman en los Grammys, pero se trata de la música del norte de nuestro país, en donde hay un movimiento ahorita de músicos, de cantantes, de bajoquinteros, un instrumento hermoso y pues emocionada de poder cantar eso para Colombia”.
Y la música siempre la ha tenido cerca a Colombia, ha cantado con Totó la Momposina, con Juanes, hasta con Esteman. ¿Qué le gusta de la música colombiana, de ese sabor nuestro?
“Que es un universo Colombia en su música. Tiene tanta diversidad y los instrumentos y la manera de expresar la raíz tanto afromestiza como indígena, como los cantos, la poesía de los versos. Yo creo que hay una riqueza muy grande de la que siempre hay que aprender, porque son universos enormes, nuestros países”.
¿Cómo ve, Lila, esta actualidad hoy de la canción folclórica latinoamericana?
“Me emociono, me emociono mucho porque veo mucha gente joven que se fija en las raíces, que está apasionada, aguerrida, con las raíces, que aquí en Oaxaca mismo, nosotros tenemos un restaurante y un foro pequeño, a donde han pasado exponentes de Colombia, de Perú, de Argentina. Y me emociona mucho ver a este movimiento cantautor y también de raíces, que está haciendo cosas de fusión con la música moderna”.
Usted no se ha sometido a las leyes de la industria discográfica, ¿cómo lo ha logrado?, ¿qué consejo le da a los nuevos intérpretes?
“Ahora es más fácil porque no tenemos que estar a merced de estas corporaciones que no tienen la sensibilidad porque son grandes. Aunque la verdad es que yo he vuelto a Sony, los dejé por un tiempo y he vuelto a Sony y me he encontrado agradablemente con un cambio en su mentalidad también, están escuchando más al artista, han hecho una mancuerna justo con esta música regional mexicana, me han apoyado mucho en encontrar a diferentes exponentes del género y eso, pues, ha sido lo que debe ser. Como debe ayudar la disquera. Pero mucho tiempo yo batallé en contracorriente, riéndose del folklore. Yo seguiré batallando hasta mi muerte, porque miremos esas raíces”.
La música para usted ha sido celebración de la vida, sanación. Sabemos que está atravesando un duelo particular, ¿cómo está Lila hoy?
“Hoy ha sido un buen día, ayer no lo fue, chillamos bastante, lloramos mucho, a moco tendido. Pero bueno, así es la vida”
EN UN MINUTO
¿Qué come Lila Downs antes de un concierto?
“Pollito o pescado”.
¿Tiene algún ritual especial antes de un concierto?
“Sí. Tengo que estar muy tranquilita porque si estoy como esforzándome demasiado, pasa algo con la voz. Siento que es como el respeto a mi instrumento. Entonces tengo que tener mi rutina de respiración y de ejercicio, por supuesto, pero un ejercicio que ayude a la respiración”.
Antes de cada show, ¿sabe qué prenda se va a poner?, ¿lo decide varios meses antes o más bien acercándose a la fecha?
“No, lo decido muchos meses antes. Desde el color, también pensando en el lugar. Pensando también qué significa el nombre del lugar a donde voy, de dónde viene el origen, cuál es su simbolismo originario y muchas veces indígena o español y así”.
¿Qué canción siempre le piden y no puede faltar en un concierto suyo?
“Zapata se queda, un tema que canto con Totó la Momposinay con Celso Piña. Me encanta. Es uno de mis favoritos también”.
¿Le es fácil conciliar el sueño después de un concierto?
“Siempre es difícil. Entonces ahí es donde entra y juega un papel importante el mezcal, o cualquier vino es bueno dijera mi mamá”.
Periodista, presentadora y locutora. Fui DJ de radio, reportera de televisión y ahora disfruto el ejercicio de escribir a diario. Melómana, cinéfila y seriéfila.